La UJCE ante el 42 aniversario de la muerte de Franco.
Este lunes se cumplen 42 años de la muerte del dictador Francisco Franco, un periodo para el olvido, pero que no debemos olvidar, pues su legado sigue muy presente en nuestros días. 42 años después el poder político y económico de nuestro país sigue en manos de prácticamente las mismas familias que entonces y la Audiencia Nacional demuestra a diario que es digna sucesora del Tribunal de Orden Público (TOP) franquista. Y todo acogido bajo la Constitución del 78 y defendido a ultranza por los partidos del régimen. Sin olvidar que tenemos en el Gobierno al Partido Popular, un partido fundado por un Ministro Franquista, con la dictadura en sus genes, plagado de casos de corrupción y con una actitud autoritaria que comienza a ser señalada internacionalmente.
La herencia franquista sigue muy presente en nuestro día a día, y se traduce en políticas segregadoras, represión e impunidad. Ejemplo de lo anterior es la actitud represora del Gobierno del Estado frente al pueblo catalán, que frente a un ejercicio de manifestación democrática ha respondido agrediendo a centenares de personas, se han encarcelado a los dirigentes elegidos conforme a las propias reglas del régimen, intervenido la autonomía, y día a día vemos como desde todas las instancias del Estado y los medios de comunicación se humilla a todo un pueblo. Una actitud inquisitiva, que revela la verdadera cara del Gobierno y del Régimen; un Estado , que con su actitud diaria no hace más que evidenciar la falta la vigencia del Régimen del 78 como elemento continuador del Franquismo. Además, nos ubicamos en el seno de una Europa donde los fantasmas del fascismo están cobrando enorme fuerza, llegando incluso a los gobiernos , y señalando a la migración como el origen de todos los males del viejo continente.
En este contexto, es fundamental generar un tejido social capaz de comprender la amplia presencia del fascismo en nuestra sociedad, no solo presente en grupúsculos urbanos que perpetran agresiones con impunidad, sino también presente en todas las instancias. Un movimiento antifascista y antirracista que se articule de manera transversal, integrando a la clase trabajadora , las estudiantes y el movimiento vecinal. Que muestre diversidad en su composición, con presencia de muchas mujeres y personas migrantes, generando un antifascismo de masas a partir de una mayoría social y no solo a partir de pequeños grupos concienciados. Solo de esta manera podremos enfrentar el fascismo de manera eficaz.