A continuación os transcribimos la intervención de Xavier García, secretario general de la UJCE, y de Silvia Álvarez, secretaria de Organización.
«Buenos días compañeros, compañeras, camaradas:
En primer lugar, queremos hacer un reconocimiento a toda esa generación de luchadores, de luchadoras, que durante cuarenta años de dictadura dieron lo mejor de sus vidas para acabar con ella y traer esta democracia. Por ello sufrieron cárcel, exilio, torturas, así que todo nuestro reconocimiento hacia esa generación de lucha. Militantes del PCE, muchos de ellos, muchas de ellas, pero también muchas personas anónimas que no conocemos. Como bien decía Paquita no fue Suárez, no fue Fraga, no fue el rey mata elefantes quien nos trajo la democracia sino que fueron todos aquellos hombres y mujeres que lucharon en las calles, que lucharon en las fábricas, que lucharon en las Universidades, y que permiten que nuestra generación pueda vivir sin una dictadura. Por nuestra parte todo el agradecimiento y la voluntad de continuar esa lucha.
Porque es fundamental que la juventud tengamos en cuenta todas esas luchas, que no se pierdan la experiencia y que recordemos que todo lo que se consiguió fue gracias a todas esas personas que estaban movilizadas. El mejor ejemplo, y hoy tenemos la suerte de contar entre nosotros a Paquita, son todas esas personas que estaban luchando en la Transición y que ahora están luchando por unas pensiones dignas para ellos, para ellas, pero también para que los jóvenes tengamos unas pensiones a las que poder acudir el día de mañana. Por lo tanto, aún hoy nos queda mucho que aprender de todos nuestros mayores y nuestras mayores. Además, no nos engañan a los jóvenes. Como decíamos, sabemos de dónde viene nuestra democracia. Sabemos que se hizo en un momento de excepcionalidad en el cual veníamos de una dictadura y por lo tanto ni siquiera nos dejaron decidir si queríamos una república como forma de Estado. Y por otra parte la juventud no podemos olvidar la memoria democrática. Algo que no pertenece ni mucho menos al pasado, ni a nuestros abuelos ni a nuestras abuelas. Sino que se trata de la excepcionalidad de que vivimos en el segundo país con más fosas comunes de todo el mundo. Más de 120 mil personas que siguen enterradas sin que sus familiares puedan acudir a ellos. Este legado no se puede perder con las generaciones que han quedado atrás sino que los jóvenes tenemos que seguir recogiendo el testigo para tener un país verdaderamente democrático.
40 años bastan. La constitución del 78 ya no nos sirve a los jóvenes y además es hora de acabar ahora mismo con todos los restos del franquismo. No sólo quitar a Franco del valle de los caídos y mucho menos que esté en la Almudena, sino que queremos acabar con su legado. Con el legado en forma de monarquía, con el legado en forma un sistema judicial y policial que no se depuró. Los jóvenes queremos un nuevo país y principalmente porque nosotros y nosotras no hemos participado ni hemos votado en esta Constitución. Pero ni nosotros ni quien tenga menos de 58 años ahora mismo, por lo tanto creemos que ya es hora de volver a abrir el debate. Ese debate que en su momento se hurtó al pueblo español. Que sea un proceso verdaderamente participativo donde la juventud podamos tener voz para hablar de todas las problemáticas que tenemos y cómo abordar su solución. Que se debata la forma de Estado.
Como supimos hace pocos años, Adolfo Suárez reconoció a Victoria Prego en una entrevista, que no se realizó este referéndum porque sabían que los republicanos iban a ganar porque conocían que teníamos más fuerza. Po lo tanto 40 años después entendemos que existe una madurez suficiente para que ese debate se dé con total sinceridad. Estábamos en un contexto, como decíamos, en el cual había que elegir entre esta Constitución o la dictadura pero ya han pasado 40 años. Por lo tanto para nosotros, para la juventud, ya no existe ningún tipo de excusa para no abrir este debate de nuevo. Pero sobre todo, al margen de la cuestión de que no hemos podido decidir sobre esta Constitución, ahora mismo la Carta magna no sirve para resolver nuestras problemáticas. Porque de qué nos sirve el artículo 47 de la Constitución cuando existe un 80 por ciento de jóvenes que no se pueden emancipar de casa de sus padres. Para qué sirve ese mismo artículo 47 cuando hace unas semanas una señora de 65 años se arrojaba al vacío porque le iban a desahuciar. Entonces para que no tienen todos los derechos. Para qué nos sirve el artículo 128 cuando vemos cómo nuestra industria se marcha, cuando siguen desindustrializando a nuestro país, cuando las eléctricas nos siguen estafando. De qué nos sirven todos esos derechos. Dónde está el derecho al trabajo digno para todos esos jóvenes que encadenamos contratos precarios y que no vemos ningún tipo de futuro ni estabilidad.
Por lo tanto, es hora de acabar con este periodo. Es hora de abrir un nuevo debate y un proceso constituyente. Un proceso constituyente que debe ser participativo, que debe tener base popular. Que no solo nos permita elegir la forma de la jefatura de Estado, que es sumamente importante, sino que aborde todas estas problemáticas que tenemos. Que aborde la cuestión territorial en un país plurinacional como el que vivimos y que la derecha utiliza para azuzar a los trabajadores y las trabajadoras. Por lo tanto queremos un proceso constituyente donde los jóvenes tengamos voz para que podamos decidir qué tipo de futuro queremos tener. Para decidir un futuro en el cual podamos tener un trabajo digno y con derechos, porque hay capacidad perfectamente en nuestro país para que así sea. No tenemos ninguna necesidad de vivir en la precariedad. Para que toda la juventud que tuvo que emigrar desde la crisis pueda volver a sus casas. Para que tengamos un acceso a la Educación que realmente sea universal y no se esté elitizando cada vez más los estudios superiores y se esté degradando las enseñanzas medias y la formación profesional. Que un país con 3 millones de viviendas vacías, con cientos de miles de viviendas en manos de los bancos, a los cuales hemos rescatados entre todos y todas, no haya una sola persona que no puedan emanciparse. Pero todo esto no vendrá porque hagamos buenos discursos, porque en las elecciones votemos a unos partidos, que también es muy importante todo aquello. Sino que vendrá si realmente nos organizamos, nos movilizamos. Como los pensionistas y las pensionistas. Como aquella generación en los últimos años del franquismo y en la Transición. Por lo tanto hacemos un llamamiento para que la juventud dé un paso adelante. En ese sentido saludamos a los 200 jóvenes que se han afiliado a la Juventud Comunista en los dos días posteriores a las elecciones andaluzas. Como bien decía Julio Anguita el problema no es únicamente VOX, sino los partidos que están detrás como PP y Ciudadanos y que están sosteniendo este discurso. Pero frente a este ascenso de la ultraderecha, del fascismo, no podemos trivializarlo y es importante organizarnos y dar el paso en el mundo real. Por eso saludamos a toda esa gente que ha decidido organizarse con nosotros y nosotras. Pero también saludamos a los más de veintiséis referéndums que se están realizando y que van a realizar en las Universidades públicas españolas. Si nos hurtan el debate a decidir entre monarquía o república pues seremos nosotros y nosotras quienes lo organicemos. La clase obrera en Vallecas que ya realizó su referéndum y otros barrios de Madrid y del resto del Estado que lo han hecho. Los jóvenes también estamos participando y por ahora son 26 referéndums en 26 universidades pero estamos trabajando para que sean muchos más. Por eso camaradas, compañeros, compañeras: alegría, porque tenemos todo un futuro por ganar. ¡Viva la República!»
«Buenos días camaradas, es un placer para mí intervenir en este acto en nombre de las Juventudes Comunistas.
Como muchas sabréis no siempre es fácil para una mujer subir a un escenario y hablar públicamente. No es fácil por que llevamos años relegadas al ámbito privado de nuestras vidas, incluso dentro de la política, pero si hoy intervengo en este acto es para que públicamente se reconozca el trabajo que cientos de mujeres de la juventud y el partido comunista desarrollaron durante el franquismo y la transición.
Sin el trabajo de estas camaradas, los derechos que hoy en día disfrutamos nunca hubieran sido conquistados, y digo conquistados, porque también es necesario recordar que los derechos se conquistan, nadie nos los ha regalado. No podemos olvidar que gracias a esas movilizaciones feministas, las jóvenes de hoy en día no dependemos de ningún hombre para decidir sobre nuestras vidas y disfrutamos de derechos fundamentales como el aborto o el divorcio.
Desde la Juventud Comunista queremos reconocer el trabajo feminista que se ha hecho incluso dentro de nuestras trincheras para conseguir que la política y las organizaciones comunistas también sean espacios seguros para las mujeres. Pero no todo es color de rosa ni tenemos todo conquistado, las jóvenes comunistas estamos presenciando como se nos criminaliza, como se pretende mercantilizar nuestros cuerpos y como a diario somos cosificadas y asesinadas por terroristas machistas.
En la actualidad vemos como nos quieren arrebatar lo poco que hemos conquistado pero también vemos como las jóvenes estamos dispuestas a pelear y a luchar por conseguir una igualdad real, porque ya no nos vale la igualdad legal reconocida.
No estamos dispuestas a permitir que a pesar de ser iguales ante la ley, el sistema judicial siga cuestionando nuestras denuncias por como íbamos vestidas, si íbamos borrachas o si tenemos pareja estable.
Estos días nos indignábamos al ver como elementos oportunistas se adueñaban de consignas históricas feministas para pretender la legalización de los vientres de alquiler.
Como mujeres obreras debemos tener claro que en caso de legalización de los vientres de alquiler, seremos nosotras las que pondremos nuestros úteros a disposición de aquellos que están dispuestos a comprar a nuestros hijos.
Aunque el sistema capitalista esté dispuesto a hacer ciertas concesiones nunca seremos verdaderamente libres si no dejamos de ser explotadas como clase.
Debemos seguir luchando contra una brecha salarial que nos hace cobrar un 20% menos que nuestros compañeros y contra unas políticas de conciliación que nos siguen obligando a asumir todas las tareas reproductivas de nuestros hogares.
Por todo ello tenemos claro por que sistema luchamos, exigimos una vida digna tanto como mujeres como clase obrera. Y sabemos que eso solo lo conseguiremos con organización en la base, en nuestros barrios, en nuestros trabajos y en nuestros centros de estudios. Porque la lucha es el único camino que nos queda.
Este 8 de marzo desbordaremos con una huelga general feminista como punto de partida de un proceso movilizador que no finalizará hasta que no veamos nuestras reivindicaciones cumplidas.
Porque estamos hartas de vivir en un sistema que legitima la brecha salarial, que se beneficia de la división sexual del trabajo y que nos inculca que al volver a casa debemos ser valientes y no libres. Debemos dejar claro que las mujeres no estamos dispuestas a ceder nada y en cambio queremos conquistar todo.»