Este 28 de febrero, día de Andalucía, las andaluzas salimos a las calles para pedir soberanía y justicia social.
La fecha del 28 de Febrero representa un momento clave de movilización nacional del pueblo andaluz, traduciendo al ámbito institucional, mediante el Referéndum de Autonomía de 1980, las reivindicaciones que las andaluzas veníamos pidiendo en las calles, teniendo muy presentes las grandes movilizaciones del 4 de Diciembre de 1977. Sin 4D no habría 28F, sin lucha popular, no habría autonomía.
Sin embargo, a pesar de las conquistas del pueblo andaluz en el proceso de consecución de la autonomía, a día de hoy, Andalucía sigue arrastrando una serie carencias, tanto de carácter histórico como fruto de la desindustrialización y las políticas neoliberales, que impiden que esta sea una tierra soberana y socialmente justa.
Andalucía sufre una propiedad de la tierra casi medieval, dando una situación en la que menos de 10 familias controlan casi el 70% de la tierra, acumulando la riqueza y generando aún más desigualdad para la clase trabajadora andaluza. También contamos con una situación especial como es la práctica ausencia de tejido productivo. La desindustrialización que ejecutó el PSOE en los años 80, como precio a pagar para la entrada en la Unión Europea, junto con la propiedad de la tierra antes mencionada, nos lleva al desarrollo de una economía de servicios, una economía de periferia (dentro de la economía periférica del Estado Español) que desarrolla un modelo de precariedad laboral atroz y que obliga a la emigración de nuestra tierra a toda la juventud que no es capaz de acceder a este modelo. Además, explota doblemente a las mujeres, con una doble jornada de trabajo aún más extensiva que en otros territorios del Estado. En cuanto a la juventud andaluza, soporta la mayor tasa de desempleo del Estado, afectando especialmente a las mujeres, lo que provoca una importante emigración tanto hacia el extranjero como a otros territorios del Estado español.
Por otro lado, el gobierno de nuestra nación lleva siendo copado de forma ininterrumpida durante casi 40 años por parte del PSOE, donde se ha constituido no como partido de Régimen, sino como el régimen en sí. Ha diseñado la Junta de Andalucía y sus mecanismos para controlarlos de una manera total, además de generar una serie de lazos clientelares en toda la nación, siendo aún más sangrantes en las zonas rurales. Han creado y apoyado, además, una alianza a la que se suma PP y ahora C´s con los grandes caciques andaluces, los propietarios de tierras y la alta burguesía, en la cual se comprometen a inmovilizar cualquier intento de cambio social, blindando así sus privilegios.
Desde mediados de la falsa Transición y hasta ahora, la fecha del 28F ha sufrido una gran institucionalización e instrumentación por parte de los partidos del Régimen, especialmente del PSOE-A, que lleva mucho tiempo generando la asociación cultural de Andalucía a ellos mismos, creando una imagen vacía y marginando las expresiones culturales propias de distintas partes de Andalucía en favor de algo neutro, limpio y sin posibilidad de desarrollo de esa cultura andaluza como elemento vehicular de las reivindicaciones obreras. Andalucía no son toros, verbena y un acento andaluz neutro que no se habla en ninguna parte de nuestra nación.
Frente a todo esto, es necesario reclamar el 28F como lo que fue, el reflejo de las luchas y movilizaciones de un pueblo andaluz que pedía autonomía y justicia social. Y como hoy, casi 40 años después, las andaluzas volvemos a salir a las calles a pedir lo mismo que pedíamos en aquel 4D y 28F, lo que no se ha cumplido en todo este tiempo. Queremos soberanía, dentro de una República de los pueblos, para ejercer nuestro autogobierno y defender nuestra cultura popular. Queremos justicia social, recuperar los derechos que nos han quitado y ganar los que aún no teníamos. Queremos una Andalucía libre, soberana y solidaria.
Porque la juventud es la fuerza de Andalucía.
¡Luchamos por una tierra digna!