Hoy, la Vicepresidenta tercera y Ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño ha formalizado el paso de presentarse para dirigir el Eurogrupo, algo que desde la Juventud Comunista no consideramos que tenga un efecto positivo.
En primer lugar, porque lo que representa Nadia Calviño en el seno del Consejo de Ministros es el ala neoliberal del PSOE. Es la misma ministra que durante los últimos meses ha ejercido de buque de contención para la derogación de la reforma laboral, la misma que se negó a la regulación del precio del alquiler, la misma que en su nombramiento fue aplaudida por Ana Patricia Botín. Por lo tanto, no cabe esperar de ella una defensa de los intereses de la juventud trabajadora que, golpeada por la anterior crisis y asfixiada por la nueva en la que estamos entrando, no puede materializar ningún futuro.
Y en segundo lugar, porque la configuración y el desarrollo de la Unión Europea como un proyecto para las élites económicas impide que se dé una salida a la crisis en favor de la clase trabajadora. Independientemente del maquillaje que puedan tener las medidas y condiciones de los fondos de rescate, el fondo de la propuesta siempre es el mismo: individualizar el problema y socializar pérdidas. Individualizar el problema porque no se señala ni al propio sistema económico ni al modelo productivo que, consecuencia del reparto internacional del trabajo, nos somete a España a un precarizado sector servicios. Socializar las pérdidas porque aunque se mantengan servicios sociales y puestos de trabajo, son siempre a costa de las arcas públicas, garantizando en todo momento los máximos beneficios para los empresarios. No olvidemos que durante la pandemia las 23 personas más ricas de nuestro país han aumentado su fortuna en 19.200 millones de euros.
Desde la Juventud Comunista apostamos por un proyecto de soberanía popular frente al imperio del capital que supone la Unión Europea. Creemos que la alianza con otros pueblos de Europa no pasa por esta Unión Europea, sino que hace falta construir una alternativa que en clave solidaria contemple planes de cooperación que permitan poner en primer lugar las vidas y las condiciones de vida de la clase trabajadora, y en especial de su juventud, en lugar de servir como sostén de los beneficios de unos pocos.