Desde la UJCE Aragón queremos denunciar el aumento de las agresiones hacia el colectivo LGTBI, pues debemos la lucha de este colectivo también es la nuestra. Como futuros cuadros feministas, no podemos seguir tolerando los ataques que las personas LGTBI sufren, desde las instituciones hasta en los centros escolares, pasando por los barrios.
La reciente sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea permite a los Estados Miembros emitir normas que permitan excluir a las personas homosexuales de la donación de sangre, lo cual es claramente una discriminación por razones de orientación sexual y género, cuando estadísticamente está demostrado que la primera causa de infección por VIH en Europa es la relación heterosexual. En nuestro país hace más de 20 años que las y los homosexuales pueden donar sangre, aunque desafortunadamente en 100 países del mundo todavía sigue vigente esta prohibición. Dicha sentencia ha puesto la voz de alarma en nuestra sociedad, pero nos vemos en la obligación de recordar que en los últimos meses y casi semanalmente vemos noticias en los medios de comunicación de personas LGTBI que son expulsadas de bares y restaurantes por el simple hecho de besarse. Desgraciadamente también es habitual leer en la prensa extranjera suicidios de jóvenes transexuales que en la mayoría de los casos sufrían bulling en sus centros de estudio.
Las agresiones tanto físicas como verbales, las discriminaciones y los ataques LGTBIfobos en 2014 se vieron multiplicados por tres en nuestra Comunidad Autónoma. En Aragón en 2014 se registraron 36 denuncias de este carácter, una cifra muy superior con las 11 de 2013. Estos datos, sacados de los delitos de odio del Ministerio de Interior, no se corresponden con la realidad, ya que muchas veces las personas no denuncian por miedo a represalias o a burla e invisibilización por parte de las Fuerzas de Seguridad del Estado, ya que muchas veces estas denuncias son tipificadas como faltas leves, y no como delitos de odio.
El 70% de las y los adolescentes LGTBI residentes en Aragón afirma haber sufrido acoso escolar a causa de su orientación sexual o su identidad de género, y un 43% de ellos y ellas reconocen haber pensado en el suicidio. Los centros escolares no son espacios seguros, y esta violencia se traslada a las zonas de ocio y de fiesta. La mayoría de agredidos y agredidas sufren este calvario en silencio, y cabe resaltar que el 4% de las agresiones son altamente violentas.
La sociedad aragonesa está yendo para atrás en cuando a educación feminista y tolerancia y apoyo con el colectivo LGTBI convertiéndose en una sociedad LGTBIgóba. Las y los comunistas debemos abanderar su lucha, pues las transmaribibolleras también son clase obrera y están más explotadas que nunca por el heteropatriarcado capitalista. Ni vamos a volver al armario, ni a la marginalidad ni a la exclusión social, vamos a luchar por la visibilización y el empoderamiento de todo y toda LGTBI.