Si la juventud quisiera
mi pena se acabaría,
y mis cadenas.
Decid ¡basta!
Haced la prueba.
Así arrancaba Marcos Ana su «Carta urgente a la juventud del mundo» desde la oscuridad y el frío de las prisiones franquistas. Más de sesenta años después, ante las amenazas que el capitalismo plantea contra nuestro presente y futuro, nosotras y nosotros, militantes de la Juventud Comunista recogemos y reproducimos su mensaje como punto central de nuestras tareas.
Desde hace meses, el conjunto de nuestra militancia está inmerso en el mayor proceso de debate de la organización, que tendrá su culmen con la celebración, en abril, de nuestro XIV Congreso. Han pasado casi tres años desde la última convocatoria congresual de la UJCE y la realidad nos muestra que nuestras lecturas sobre la situación general de la juventud, así como de sus perspectivas de futuro, se mantienen: la burguesía continúa aumentando su beneficio a costa del empobrecimiento de la clase trabajadora.
En este tiempo, hemos visto también diferentes fórmulas y expresiones de la ofensiva capitalista que van desde el plano internacional, con sus aventuras bélicas, al fortalecimiento de las fuerzas ultraderechistas en nuestro país.
Vivimos, por lo tanto, un punto de agudización de la lucha de clases en el que no sólo se confirma que es imposible la conciliación de intereses antagónicos, si no que la burguesía tiene clara su hoja de ruta para seguir explotándonos. Así, la aparición de nuevas realidades laborales, la confirmación de un nuevo ciclo de especulación inmobiliaria (materializada en una burbuja de los alquileres) o la instalación masiva de casas de apuestas en nuestros barrios constituyen realidades que debemos analizar para ser capaces de dar el combate necesario.
A su vez, en el conjunto del Estado, hemos asistido y tomado parte activa en los cambios dentro de los movimientos populares. Destacamos el crecimiento imparable de las reivindicaciones feministas y asumimos como uno de los grandes retos para este Congreso, ser capaces de dotarnos de las herramientas necesarias para seguir construyendo feminismo de clase. Es tiempo de construcción de Poder Popular, que se materialice en un bloque contrahegemónico capaz de plantar cara a nuestros enemigos de clase, y toda la militancia de la Juventud Comunista estará volcada en sus centros de trabajo, estudios y en sus barrios para cumplir con este propósito.
Por todo esto, dotándonos de las herramientas que nos otorga el marxismo-leninismo, afrontamos los próximos meses de discusión con la certeza de que sabremos estar a la altura de los retos y necesidades de nuestro pueblo, organizando a la juventud por la República y el Socialismo.
¡Salud y buen debate, camaradas!