Ante el 8 de marzo, el mundo, y especialmente las mujeres, estamos conmemorando los logros de las mujeres en una protesta contra todas las formas de desigualdad de género, racismo, sexismo y los abusos contra las mujeres en el capitalismo.
A lo largo y ancho del mundo, la clase dominante y sus medios están trabajando sin resuello para hacer de este día un símbolo del consumo y de celebración de la igualdad de la mujer asumida en el mundo moderno. Nosotras, empero, creemos que esto es un engaño, y nuestros esfuerzos deben multiplicarse para alcanzar nuestra emancipación en todo el mundo.
Cada avance en la lucha continua por los derechos de las mujeres ha sido una lucha contra, y no junto a, las clases dominantes, su ideología y su proyecto económico. Por tanto, es necesario tener esto presente tanto como lo que supone la vida en el capitalismo y lo que están padeciendo los países presionados por el Imperialismo.
Para las mujeres de todo el mundo, vivir bajo las condiciones del capitalismo supone una serie de encuentros diario con el sexismo, la desigualdad de género, el abuso sexual en la sociedad, el estado o bien a través de los medios y la publicidad, lo que nos empuja a lidiar con todas las manifestaciones del patriarcado mientras padecemos las consecuencias de la desigualdad salarial.
Por otra parte, la clase dominante intenta continuamente destruir y deslegitimar los logros de las mujeres. El intento de Turquía de legalizar el abuso sexual en el caso en que el abusador se casa con la víctima es tan solo un ejemplo de los ataques de la extrema derecha y el clero contra el activismo pro-elección y la legalización del aborto.
Una mirada más atenta a las protestas de los últimos meses de 2019, desde Líbano a Argelia, Irak, Chile y Francia nos enseña que las mujeres estuvieron en la vanguardia de las protestas en sus países luchando contra la opresión, el Imperialismo, la guerra, la explotación y el capitalismo. En Palestina, los movimientos progresistas de mujeres jóvenes están luchando contra el sionismo, los reaccionarios, la opresión y la situación desesperada de su tierra natal. Estas protestas globales no se pueden entender sin las mujeres.
Sin embargo, todavía queda mucho por hacer, en nuestra continua lucha por lograr unas mejores condiciones de vida para las mujeres. El salario de las mujeres aún es, en todo el mundo, incluso en la Unión Europea, menor que el del hombre; las mujeres ganan de media un 16% menos que los hombres en los mismos trabajos y con las mismas cualificaciones. De la misma manera, el trabajo de cuidados, que se sigue considerando mundialmente un trabajo de mujeres es mayoritariamente un trabajo no pagado.
Las mujeres en el capitalismo viven una doble explotación: en cuanto se quedan embarazadas, se encuentran con que tienen que pasar la mayor parte del tiempo en casa, intentando arreglárselas sin dinero. Otro problema añadido es el sexismo rampante- la clase dominante, mano a mano con las fuerzas religiosas y con los políticos de extrema derecha y conservadores, intentan imponernos a las mujeres cómo debemos vestir y vivir. Los medios y la industria de la publicidad crean estereotipos sexuales que presentan el cuerpo femenino como un mero objeto de placer, y no como el cuerpo de un ser humano.
Nuestro deber es luchar contra todas las formas de desigualdad de género, debemos luchar contra los ataques de la clase dominante y mantenernos firmes contra el racismo, la discriminación de género, el abuso sexual y el acoso. La emancipación de toda la sociedad, incluso de todo el mundo, es imposible sin la liberación de las mujeres de la doble explotación y la opresión capitalista contra ellas. Unifiquemos las luchas del colectivo LGTB, las mujeres y las protestas sociales de millones de personas a lo largo y ancho del mundo y mostremos que la unión de las clases oprimidas no puede ser derrotada. Las mujeres no necesitan las flores ni las palabras bonitas de las clases dominantes- exigimos derechos humanos fundamentales, una vida digna libre de la opresión capitalista.
Exigimos:
- Libertad, paz, dignidad para todo el mundo, una vida sin racismo, sexismo u opresión en ninguna de sus formas.
- Derechos fundamentales para las mujeres del mundo, incluyendo la igualdad salarial, mejores condiciones de vida y jubilación.
- Aceptar las decisiones pro-elección de todas las mujeres en todo el mundo, el derecho al aborto libre y seguro y el fin inmediato de las intervenciones de los políticos y el clero en las vidas y los cuerpos de las mujeres.
- Una vida sin la represión del imperialismo, el sionismo y el capitalismo para toda la sociedad, especialmente la doble explotación de las mujeres en la sociedad.