Cuando pensamos en los conocidos como ‘’biocombustibles’’ tendemos a pensar que ciertamente son combustibles respetuosos con la biodiversidad y que pueden funcionar de manera plenamente ecológica. Pero, ¿qué hay detrás de ellos?
Aunque es cierto que podríamos pensar que aquellos derivados de plantas son más respetuosos con el medio ambiente que las extracciones directas de petróleo del subsuelo terrestre y marino, lo que hay que detrás de los ‘’biocombustibles’’ son la búsqueda desesperada por la producción cortoplacista de un nuevo vector energético que sustituya al petróleo.
Este interés cortoplacista no es sino consecuencia de un sistema económico centrado en la máxima producción y el máximo beneficio. El Capitalismo es capaz de poner jaque al planeta para seguir conquistando nichos de mercado.
La utilización de plantaciones inmensas para la producción de combustibles daña gravemente la soberanía alimentaria de los territorios dedicados a la agricultura. Como grave ejemplo podemos destacar la inflación del maíz en México y como sigue repercutiendo entre el pueblo más necesitado ya que el maíz es la base de su alimentación. Pero, por si esto fuera poco, no existe relación coherente entre los ‘’biocombustibles’’ y una menor contaminación. Los combustibles derivados de las plantas emiten más que los derivados del petróleo.
Nuevamente nos encontramos con el marketing especulativo que nos vende un nuevo producto, un lavado de cara de las grandes compañías y multinacionales para aprovecharse de la preocupación de la gente por salvar el planeta, para continuar ganando más y más.
Desde la UJCE nuevamente reclamamos un nuevo modelo energético. Los combustibles a base de vegetales no son la salida a la rueda giratoria de la destrucción de la Tierra. La única alternativa es poner la producción al servicio de la mayoría social y no al servicio del crecimiento continuo de ganancias de unos pocos.