El antifascismo ha sido uno de los temas mejor tratados por el cine europeo. Lejos de crear obras artificiosas y simplistas u objetos de burdo entretenimiento, el cine antifascista europeo consigue sentar las bases para la reflexión sobre el fascismo y sus consecuencias.
Uno de los movimientos más comprometidos con la lucha contra el fascismo es quizá el neorrealismo italiano y su autor más representativo Roberto Rosselini, autor de la gloriosa trilogía de la guerra, compuesta por Roma ciudad abierta, Paisà (con la colaboración de Federico Fellini en el guión) y Alemania año cero. La primera muestra la Italia de la ocupación, en la que imperaba la represión sanguinaria contra cualquier pequeño foco de resistencia; la miseria, el hastío por la situación y la resistencia incansable del pueblo italiano por su liberación. La película fue rodada durante la ocupación, con los medios precarios y casi documentales que caracterizan a este movimiento, utilizando como figurantes a soldados nazis. Paisà y Alemania año cero, son dos retratos sobre las devastadoras consecuencias de la guerra y del fascismo, con imágenes impactantes, Rosselini consigue crear una relación entre los escalofriantes paisajes plagados de escombros y la situación anímica y personal de los personajes.
Lucchino Visconti, otro gran exponente del neorrealismo, condenó el fascismo como instrumento del capital para la defensa de sus intereses en La Caída de los dioses. Visconti, con su puesta en escena operística y exuberante, consigue crear una película de dimensiones épicas, en la que nos muestra la vida bacanal y cínica de los dirigentes del fascismo frente una realidad social radicalmente opuesta, en la que el pueblo pasaba hambre y penurias. Bebiendo de esta tradición neorrealista e inspirado por las caricaturas cinematográficas de Pasolini, Bernardo Bertolucci crea una de las obras fundamentales del cine mundial, Novecento. Película coral y de puesta en escena épica, heredado de Eisenstein, muestra las condiciones paupérrimas del campesinado italiano, alienado frente al poder de los terratenientes y el empeoramiento de estas durante el fascismo, el triunfo de la resistencia y su final casi sinfónico, conforman una visión esperanzadora de una nueva sociedad.
Sin embargo, ningún cineasta fue tan implicado como el holandés Joris Ivens, quien llegó a luchar en la Guerra Civil y la documentó de primera mano con su largometraje Tierra de España, que contó con la colaboración en el guión de Ernest Hemingway – que también la narró – y John Dos Passos. Gran documental que llega a diseccionar y descubrir el espíritu combativo de las milicias republicanas, impregnado de imágenes de gran contenido poético y de bella y simbólica construcción narrativa.
Tras un periodo de crisis del cine antifascista, en el que la repugnante industria cinematográfica americana con su descarada manipulación copó la temática de la lucha contra el nazismo, una película del director marsellés Robert Guédiguian irrumpe de manera sorpresiva en el festival de Cannes con su obra maestra, El ejército del crimen, en la que se vale de actores principiantes para relatar uno de los episodios más famosos de la Resistencia francesa, las acciones de la banda Manouchian. Con un estilo sobrio pero realista, Guédiguian ensalza el heroísmo de estas mujeres y hombres anónimos que consiguieron con la lucha urbana hacer temblar los cimientos del régimen nazi.
En el Estado Español el cine antifascista ha sido uno de los pocos medios que nos han permitido recuperar la memoria de los que perecieron defendiendo la República y luchando por el socialismo, el ejemplo más destacable es el filme de Benito Zambrano, La voz dormida. Película ambientada en una cárcel de mujeres, en los primeros tiempos de la posguerra que nos muestra la crudeza de la represión política, la heroica resistencia de grupos revolucionarios organizados en los montes y la lucha propagandística en las cárceles. Las verdaderas protagonistas de esta trama son las mujeres resistentes de la represión política y de la represión sexual impuestas por el régimen fascista.
El cine antifascista europeo nos invita a reflexionar sobre las causas de la actual escalada de fuerzas de extrema derecha en Europa, ahora más que nunca, es imprescindible recuperar estas películas con el fin de consolidar una verdadera memoria colectiva y evitar que ese nuevo crecimiento del fascismo se perpetúe.