Existe una visión izquerdista que plantea que el fútbol es el “opio del pueblo”, y en consecuencia se sitúa en un plano de rechazo sin ni siquiera acercarse a los fenómenos que rodean al fútbol, deporte de masas por excelencia.
El libro de Quique Peinado viene de alguna manera a romper con esta visión cargada de prejuicios. Es un libro que, respirando fútbol por los cuatro costados, puede resultar interesante tanto para los y las futboleras, como para los que no lo son. Ello es así porque el hilo conductor del libro es el compromiso de futbolistas de diversas épocas con la causa de las y los oprimidos.
Se trata de un libro necesario porque sitúa el debate donde debe de estar. La cuestión central radica en la capacidad transformadora que puede alcanzar el fútbol (en un sentido u otro), la aplastante hegemonía de la burguesía en la gestión del mismo (lo que lleva al modelo de fútbol plástico, de consumo, en consonancia con la sociedad del espectáculo propia del capitalismo) y en conclusión; la necesidad actual de no dar ningún partido por perdido sin saltar al terreno de juego.