Publicado en el número 18 de Agitación
El Tratado Transatlántico (TTIP) se empezó a negociar en febrero de 2013, entre los EE.UU y la Comisión Europea, con el objetivo de lograr un gran acuerdo comercial, profundamente neoliberal, entre ambos polos, que llegue a ejecutarse en 2015 y que favorecerá a la oligarquía a costa de los pueblos a partir de una reglamentación uniforme de los dos bloques.
Los precedentes en este sentido vienen de la década de los 90. Sin embargo, es en el actual contexto de crisis estructural del sistema capitalista cuando el proceso se acelera ante la necesidad de recuperación de la tasa de ganancia y ante el ascenso de otros polos imperialistas que disputan la hegemonía de Occidente.
La historia reciente nos enseña que las recetas neoliberales no son ninguna solución. Tenemos claro que la hoja de ruta de la oligarquía financiera sólo nos conduce a continuar disminuyendo los salarios y empeorando las condiciones laborales actuales de la clase obrera.
Es preciso denunciar la pérdida de soberanía de los países miembros y cómo el debate se está ejerciendo de una forma profundamente anti democrática, imponiendo un preocupante silencio mediático. Un Tratado que, en todo caso, sólo defenderá los intereses de las grandes multinacionales y el capital financiero.
Por último, señalar cómo lo que está en juego para la UE y EEUU es la continuación de su proyecto de dominación colonial y su hegemonía internacional y, en este sentido, el TTIP no es más que la respuesta del imperialismo a la situación actual para garantizar que sus intereses y privilegios permanezcan inalterables.
Contenido del tratado
El objetivo es generar marcos comerciales donde las multinacionales consigan mayores cuotas de poder para aplicar lo que consideren necesario para sus intereses, centrándose principalmente en tres áreas:
– Acceso al mercado/ libre comercio: Peligran las normas de seguridad alimentaria europeas que afectarían principalmente a las carnes y los transgénicos, así como a los medicamentos (Medparahombres), productos químicos y equipos electrónicos.
– Inversiones: El nuevo marco de competitividad permitirá que los monopolios estadounidenses puedan llegar a penetrar en sectores públicos liberalizados pudiéndose alcanzar la participación de estas en servicios sociales como la salud, la educación o el agua.
– Propiedad intelectual y derechos de autor: Se incrementa el poder de las multinacionales mediante un derecho ilimitado para las mismas, en materia de cultura, educación y conocimiento.
Y para permitir que los derechos de las multinacionales norteamericanas queden asegurados, se establecerá un blindaje jurídico, mediante una jurisdicción estatal independiente que permita a las multinacionales querellarse con aquellos países que no respeten los ejes anteriores (en vez de con toda la UE).