Entrevista sobre Catalunya realizada por la Juventud Comunista de Francia a Xavier García, secretario general de la UJCE
¿Las imágenes del 1 de octubre en Catalunya impactaron grandemente a la opinión pública en Francia. Como fueron percibidas en España ?
Con una gran preocupación. Las y los comunistas no somos ingenuos y conocemos el carácter de clase del Estado. Por lo tanto sabemos que cuando es necesario este utiliza todos los medios coercitivos posibles, tal y como vosotros habéis comprobado con la respuesta policial frente a las manifestaciones en contra de la “Loi Travail”. Pese a ello no deja de sorprender la violencia empleada contra personas indefensas, muchas de ellas personas muy mayores, que únicamente querían votar y que en ningún momento opusieron resistencia a la policía y la guardia civil. Frente a esta represión en Catalunya ha habido una respuesta masiva del pueblo para rechazar la represión. El pasado martes 3 una huelga general paralizó Catalunya y cientos de miles de personas salieron a las calles. También hubo el mismo domingo manifestaciones de repulsa en más de 40 ciudades de toda España. Estamos trabajando para que estas movilizaciones de rechazo a la represión y en defensa a las libertades civiles sean lo más amplias y masivas posibles (incluyan también al movimiento obrero organizado) porque es cierto que algunos sectores de la sociedad, fuera de Catalunuya, han apoyado al gobierno en sus medidas e incluso han pedido que la intervención fuese más contundente. Además hay que tener en cuenta que antes de la violencia policial del 1 de octubre se produjo la detención de 14 altos cargos del gobierno catalán, se intervinieron las cuentas de la Generalitat y se prohibieron varios debates en Madrid, Zaragoza o Valencia únicamente por el hecho de que iban a hablar sobre el Referéndum. Por lo tanto llevamos ya semanas con un clima de máxima tensión que ni mucho menos ha acabado ya.
Muchos observadores hicieron una comparación entre la represión desatada el 1-O y la época del franquismo. ¿En qué medida ilustra el 1-O los limites del modelo instaurado con la « Transición democrática » ?
Efectivamente las imágenes de la represión recordaban la violencia ejercida por los “grises” (como se llamaba la policía franquista) en los momentos finales de la dictadura. Desde hace años venimos hablando de la crisis del llamado Régimen 78, en sus diferentes vertientes: la crisis económica provocó una ruptura de los consensos que se habían impuesto en la Transición, como el fin del bipartidismo, el cuestionamiento de la Corona (el rey tuvo que abdicar en su hijo) y el modelo territorial. Es este último el que está ahora mismo suponiendo un cuestionamiento mayor de régimen. Las imágenes de una represión brutal frente a un pueblo desarmado que resiste pacíficamente suponen una metáfora del actual estado del Régimen y su incapacidad de resolver los problemas sin recurrir a la fuerza.
El pasado miércoles el Rey, de forma inusual, se pronunció a través de un discurso. Y quienes esperaban de él que trasmitiese un mensaje conciliador y que hiciera un llamamiento al diálogo se encontraron con un discurso agresivo, posicionándose claramente con el gobierno del PP y avalando la represión. Esto ha producido un rechazo en importantes sectores de la sociedad y para nosotros supone un paso más en la identificación del rey con el régimen caduco que debemos superar, y por lo tanto nos acerca más a la República.
¿Es la fractura entre Cataluña y el resto de España tan consumada como lo dejan pensar las acciones violentas de este fin de semana ?
La fractura se produce principalmente entre ambos gobiernos, aunque ha sido deliberadamente promovida una tensión entre el pueblo de Catalunya y el de España como modo de dividir a la clase trabajadora en función de su nacionalidad. Por otra parte, principalmente debido a la intransigencia del gobierno español, la sociedad catalana se ha ido alejando cada vez más de España. Hace 10 años apenas un 10% de la población catalana se declaraba independentista. Ha sido a raíz de la impugnación al Tribunal Constitucional por parte del Partido Popular en 2010 del Estatut de autonomía aprobado en las cortes catalanas y refrendado por la población cuando el conflicto nacional empezó a incrementarse. Posteriormente, con el inicio de la crisis, la facción de la burguesía catalana que gobernaba la Generalitat consiguió que el descontento popular, en vez de centrarse en los causantes de la crisis (en Catalunya se produjeron grandes movilizaciones en las huelgas generales y el movimiento estudiantil) se centrara en que España “les robaba” debido al déficit fiscal, por el cual estaban financiando a regiones pobres de España. Ese sentimiento empezó a calar, y el autoritarismo del gobierno español, imposibilitando cualquier cambio en el modelo autonómico ha hecho incrementar el número de independentistas hasta convertirse en aproximadamente la mitad de la población. La respuesta del gobierno central durante estas semanas, especialmente la represión desatada el 1 de octubre no ha hecho más que incrementar esta fractura.
¿Para vosotros, cuales son las probables evoluciones de esta crisis ?
Es difícil predecir cuál será la evolución de la situación actual. En general no se esperaba que la confrontación fuera a llegar tan lejos pero ahora mismo las situaciones más probables son las siguientes:
- Que la semana que viene el President de la Generalitat, Carle Puigdemont proclame la DUI (Declaración Unilateral de Independencia). Es un escenario probable pero poco factible de materializarse, más allá de la mera proclamación, al no contar con apoyos internacionales que pudieran reconocer esta hipotética independencia. En este caso se aplicaría de forma inmediata el artículo 155 de la Constitución española que prevé la intervención de la Comunidad Autónoma por parte del Estado.
- Un diálogo entre Catalunya y España que aborde un referéndum pactado (a lo que el gobierno español se ha negado en rotundo hasta el momento) e incluso una negociación para un nuevo encaje de Catalunya en España. Este era el escenario que parecía más probable hace unos meses: el reconocimiento formal de Catalunya como nación y un tratamiento fiscal similar al que actualmente existe en País Vasco y Navarra. Sin lugar a dudas este era el supuesto preferido por los sectores más moderados del “procés”, representados por CiU (reconvertido hoy en el PDeCAT). No olvidemos, que pese al apoyo popular que tiene el movimiento independentista hoy día los impulsores de este proceso son la pequeña y la mediana burguesía, con sus correspondientes reivindicaciones de clase. La alta burguesía en cambio está completamente alineada con la burguesía española pues forman parte del mismo bloque oligárquico-burgués y por eso rechazan cualquier tipo de inestabilidad o de un posible escenario fuera de la Unión Europea. Muestra de ello es que en los últimos días algunas empresas e importantes bancos han trasladado su sede social fuera de Catalunya.
- La solución únicamente a través de la represión, con un pueblo tan movilizado como hemos visto estos días no parece una solución factible. Estamos preparados de todos modos, dentro y fuera de Catalunya, para un posible recrudecimiento de la situación pues no se descarta incluso que se pueda movilizar al ejército en Catalunya.
¿Qué proponen las comunistas de España para salir de esta situación ?
Las y los comunistas decimos que ni la intervención del Estado en el conflicto a través de la represión ni la independencia unilateral de Catalunya representan los intereses de la clase trabajadora. Desde los sectores que defienden la independencia de Catalunya se ha intentado vender la idea de que en un futuro país independiente no habría recortes en servicios públicos, las pensiones estarían aseguradas, se atacaría el problema de paro juvenil, pero todo esto no es más que algo ilusorio y propaganda. Quienes dirigen el proceso independentista buscan la inserción de Catalunya en la Unión Europea, por lo tanto la soberanía económica y política se vería completamente limitada. Además, en un contexto capitalista, la clase obrera y los sectores populares sufriríamos las mismas contradicciones que vivimos bajo el capitalismo en España. Por lo tanto los comunistas les decimos a los catalanes que su problema no es España, si no el sistema capitalista, y que debemos aunar fuerzas para que la clase trabajadora actúe unida para derrocarlo.
Nosotros proponemos la apertura de un proceso constituyente, que permita elegir democráticamente al Jefe del Estado, es decir, que tenga forma de República y que solucione el problema territorial que la Constitución de 1978 se ve incapaz de resolver. En ese sentido apostamos por un modelo Federal en el que exista el derecho de autodeterminación y por lo tanto se base en la libre unión de las naciones y pueblos que conforman el Estado español, y no sea una falsa unión producida a través de la coacción. El 80% de la población catalana quiere votar en un referéndum y los comunistas debemos apoyar esta reivindicación democrática, pese a que en esa consulta defendamos la opción contraria a la independencia. Pero todo esto para los trabajadores y trabajadoras nos es insuficiente. Por eso queremos que en este Proceso Constituyente se aborden las reivindicaciones que hemos llevado a las calles todos estos años desde el inicio de la crisis: mejoras en las condiciones laborales, defensa de los servicios públicos, la vivienda como un derecho efectivo, etc. Además una vez que se abra este proceso deberemos abordar el debate acerca de la necesidad de recuperar todas las empresas que han sido privatizadas a lo largo de las últimas décadas así como poner los sectores estratégicos, como las eléctricas o las telecomunicaciones al servicio del conjunto de la sociedad. Como es lógico, todas estas medidas, que no son propias aún del Socialismo, pero sí que allanan el camino, son incompatibles con la pertenencia de España a la Unión Europea y el euro.
En definitiva, los comunistas proponemos en primer lugar que nos apropiemos de las calles, que salgamos en masa a condenar la represión y defender las libertades civiles y que desde esa posición de fuerza abramos el debate sobre la necesidad de un Proceso Constituyente que dé respuesta al problema territorial pero también a las reivindicaciones que tiene la mayoría de la sociedad, que es la clase trabajadora.