La juventud obrera somos testigos una vez más de cómo las consecuencias económicas de la crisis sanitaria recaen sobre nuestros hombros frente a la protección de los beneficios privados por parte del Estado.
La juventud trabajadora estamos sometidas con especial virulencia a las duras condiciones de explotación del mercado laboral español. Estas están, caracterizadas por altas tasas de temporalidad por encima del 50%, parcialidad en nuestra jornada, bajos salarios y otras condiciones de ilegalidad, como modalidades laborales fraudulentas o economía sumergida.
Los mecanismos de los que disponen las grandes empresas para defender sus beneficios en un contexto de crisis sanitaria y social ponen de manifiesto los intereses antagónicos entre trabajadoras y burguesía, pues sólo desplazando sobre los hombros de la clase obrera las consecuencias económicas de la crisis son capaces de sostener en el tiempo la extracción de plusvalía.
Estamos viendo cómo en un contexto de crisis sanitaria, social y económica es la clase obrera la que sigue poniendo en riesgo sus vidas, acudiendo a sus centros de trabajo sin cumplir las medidas de higiene y prevención mínimas para desarrollar la tarea en condiciones de seguridad. La lógica de explotación del capital antepone los beneficios empresariales a la salud de las trabajadoras tal como demuestran las trágicas cifras de muertos en el puesto de trabajo o los numerosos accidentes laborales. Frente a la dictadura del empresario en el centro del trabajo, llamamos a la organización sindical para imponer la seguridad y salud en los centros que permanecen abiertos. Asimismo, felicitamos a las trabajadoras que están reorientando la producción para ponerla al servicio de la lucha contra el Coronavirus. Una vez más, queda demostrado que sólo el pueblo salva al pueblo y que la socialización del trabajo y sus frutos sólo puede verse correspondida con la socialización de los beneficios.
Además, miles de jóvenes obreras nos estamos viendo afectadas estos días por Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE). Mientras se aseguran los beneficios de las empresas con avales multimillonarios, la juventud trabajadora nos vemos abocada al ERTE como herramienta de la burguesía para minimizar riesgos económicos. De esta manera, se suspenden nuestros contratos y se reducen nuestros salarios sin que se nos garantice lo suficiente para hacer frente a alquileres, luz, gas, alimentación…
Pero no sólo nos vemos afectadas por los ERTE, la juventud trabajadora también nos estamos viendo despedidas en masa sin que se cubran nuestras necesidades materiales. Es el caso de trabajadoras temporales que ven finalizados sus contratos o trabajadoras en negro y que se quedan sin ingresos. Las dificultades para cotizar nos complican acceder a la prestación por desempleo, dejándonos a miles de nosotras en una situación de incertidumbre y de pobreza más absoluta.
Tampoco el teletrabajo es la solución a la crisis sanitaria. Es una medida que, en primer lugar, no podemos adoptar el conjunto de la clase trabajadora y, por tanto, no es una solución válida. Además, la falta de regulación sobre el teletrabajo incrementa las condiciones de explotación sobre la juventud obrera, difuminando la jornada laboral y el espacio de trabajo. Espacio que en nuestras casas no está acondicionado para prevenir los riesgos laborales derivados de nuestra actividad, poniéndose así nuestra salud en riesgo. Asimismo, la reducción de costes a la empresa viene a costa de la trabajadora que ve cómo se incrementan sus facturas ante el consumo derivado de realizar el trabajo en casa, ya que somos nosotras las que ponemos los medios necesarios (luz, mobiliario, equipo…) para poder realizar nuestro trabajo.
Por todo ello, desde la Juventud Comunista exigimos condiciones de seguridad en los centros de trabajo para preservar la salud y la seguridad de las trabajadoras frente a la lógica del beneficio. Nos reiteramos en que las consecuencias económicas de la crisis sanitaria y social no pueden recaer sobre la clase trabajadora ni en su juventud, y es por ello, por lo que exigimos el mantenimiento del empleo y el total del salario mientras dure el cese de actividad a través de permisos retribuidos por la empresa, que no obliguen a los trabajadores a recuperar las horas de trabajo. Solo las trabajadoras nos estamos exponiendo a esta crisis. ¡Qué paguen ellos!
Aquí os dejamos una infografía resumiendo nuestra postura sobre los ERTE: