Entre los días 6 y 8 de diciembre, tuvo lugar en Zamora la Escuela Central de Cuadros de invierno de la UJCE, un encuentro formativo en el que reunimos a los cuadros centrales y territoriales para profundizar en su capacitación frente a las tareas que se le presentan a la juventud trabajadora en el Estado español.
La preparación de una escuela central de estas características comienza en el momento de establecer las temáticas que se abordarán, la organización de las ponencias y la selección de lecturas previas. A través de estos pasos, se sientan las bases para dar un debate fundamentado, haciendo de la escuela un medio para formarnos dialécticamente, a través de un debate en el que se refuerza la bidireccionalidad en la relación entre dirección y base. La escuela, así, es la culminación de un trabajo formativo que une a las tareas colectivas la necesidad de dedicar individualmente un tiempo a la formación.
Las ponencias de la escuela son decididas en consonancia con las tareas que nos marcamos para los próximos meses, y que atienden al análisis de la realidad que llevamos a cabo como organización. Este año hemos puesto un especial acento en la relación entre el estado imperialista en que nos encontramos y el desarrollo de la financiarización, la estructura de clases de nuestro Estado, el estudio crítico de los últimos ciclos movilizatorios, el problema de la vivienda y el papel de la agitación y la propaganda en el trabajo de las comunistas.
Al estudiar la financiarización, consideramos que, en lugar de resolver si habrá o no una nueva crisis económica, el debate debe incidir en cuándo tendrá esta lugar, sobre qué sectores será más grave, y, por tanto, hacia dónde debe avanzar la organización obrera para enfrentarla.
A su vez, a través del análisis de la estructura de clases en nuestro Estado, centramos nuestra reflexión en la necesidad de reconstruir la independencia política del proletariado, como premisa para su emancipación. La influencia de la política burguesa en nuestro entorno solo puede ser superada avanzando hacia la independencia política del proletariado, encarnada en un programa propio que responda a sus intereses y su papel histórico. Solo sobre esta base será posible hablar de establecer alianzas, pues, sin un programa propio, el proletariado estará subordinado, en ellas, a los intereses de otras clases. Pero para que esa independencia sea posible, es necesario romper con la política burguesa y denunciarla ahí donde permea entre nuestra clase.
Observamos, asimismo, la permeación de esta política burguesa al estudiar los últimos ciclos de movilización, hegemonizados por el reformismo que enmascara el sometimiento del proletariado bajo un discurso socialdemócrata. Así, estudiando las formas organizativas que surgieron en el ciclo posterior a 2008, el plataformismo, la tendencia a la institucionalización y la consiguiente descomposición del tejido de clase, verificamos su relación con la situación actual de crisis de la socialdemocracia.
Del análisis del actual movimiento por la vivienda, extraemos enseñanzas acerca de su recomposición organizativa, que se desarrolla sobre unas bases que tratan de superar los errores del pasado. Así, la lucha por superar el plataformismo, la organización de carácter sindical y la tendencia a unir todas las formas de asociación bajo una ruta común tratan de responder al fracaso del anterior ciclo movilizador.
Por último, hemos trabajado y debatido en torno al papel crucial de la agitación y la propaganda en la política comunista, y las tareas que impone la lucha actual contra la política burguesa en este campo. Hemos realizado un recorrido autocrítico por nuestro trabajo de comunicación en los últimos años, y reflexionado sobre la necesidad de asentarlo sobre buenas bases, en una relación indisoluble con el resto del trabajo práctico.
La Escuela Central de Cuadros, al tiempo que culminación de un trabajo formativo previo, es el punto de partida de una reflexión teórica y práctica más extensa, que impone tareas al conjunto de la organización, en torno a la necesidad de profundizar en nuestra formación y de aplicar lo aprendido a nuestro trabajo cotidiano. Las jóvenes comunistas salimos reforzadas de la Escuela, convencidas de que avanzamos por el camino de la recomposición revolucionaria de nuestra clase. Esta relación entre la teoría y la práctica, entre las conclusiones de la Escuela y las tareas que nos impone, es la misma que nos permite soldar el presente con el porvenir.