A día de hoy, todas las universidades funcionan gracias, en parte, al trabajo irregular y, por supuesto, mal remunerado de jóvenes de la clase obrera, que nos vemos obligadas a aceptar becas por trabajo. Además, la normalización en nuestro modelo educativo y profundización en los currículums de las prácticas en empresa al término de los grados (tanto en FP como en la universidad) hacen que haya un gran ejército de jóvenes que estén trabajando, en la mayoría de las ocasiones, gratuitamente, en todo tipo de empresas.
Esta situación, por supuesto, nos lleva a las estudiantes de FP a estar trabajando en puestos de trabajo que podrían muchas veces cubrir trabajadores con contrato, pero en los que estamos nosotras, sin derechos, ni salario, ni seguridad laboral. Reciente conocimos el trágico caso en el que el resultado de esta situación fue el asesinato patronal de un joven estudiante de FP dual.
También en la universidad, dado el encarecimiento de los estudios universitarios y la falta de apoyo económico, las estudiantes nos vemos abocadas a aceptar becas de trabajo administrativo en los departamentos y oficinas. Esta situación, que nos provoca dobles y triples jornadas, se nos vende como positiva y flexible, aunque realmente no están claros nuestros derechos (ni hay intención de empezar a regularlos) y por supuesto la remuneración que recibimos vía una beca es irrisoria e injusta.
Además, acabada nuestra formación en unos u otros niveles educativos, se nos empuja hacia un mercado laboral en el que figuras de contratación como los contratos en prácticas o la contratación temporal de empresas de servicios se van encadenando ingeniosamente para mantenernos en una situación de precariedad y de ausencia de derechos.
Frente a esta preocupante situación, que realmente se viene profundizando tras la crisis, ni la mínima regulación que planteaba el gobierno el año pasado ha podido interponerse en la agenda del neoliberalismo y la sumisión que practica el aparato del estado frente al tejido empresarial. En realidad, la sonada medida planteada por el PSOE ni siquiera estaba inspiraba en la búsqueda de justicia y dignidad para las estudiantes; esa era sólo la articulación mediática y oportunista. Realmente, el planteamiento perseguía un objetivo recaudatorio, dada la necesidad de fondos de la Seguridad Social. Otras medidas que se habían planteado para acabar con los abusos laborales también han encontrado finalmente el rechazo del gobierno, al no ser esta “una situación de urgencia”.
Frente al rechazo de materializar ninguna medida, la Juventud Comunista alertamos de que la situación sí tiene urgencia y llamamos a las jóvenes trabajadoras a organizarse. Mientras no se regule el aprendizaje práctico de las estudiantes y se eliminen las becas que se hacen por trabajos, no se podrá recuperar un nivel de empleo y de salarios digno para todas las trabajadoras.
¡Organízate y Lucha! ¡Por el fin de la explotación de la juventud, el fin de las becas por trabajo y de la explotación en prácticas!