VISIBLES ROMPEMOS LA NORMA
Las mujeres lesbianas sufren una doble opresión como mujeres y como lesbianas que intersecciona, además, con la opresión de clase convirtiéndose en una triple opresión las lesbianas obreras. La sufren porque cuestionan al capitalismo patriarcal al escapar del modelo de sexualidad reproductiva que permite la pervivencia de ambos sistemas.
Para que ambos sistemas funcionen los cuerpos de las mujeres han de ponerse al servicio de ambos, de los hombres y del capital, reproduciendo un modelo que tiene su base material en la división sexual del trabajo. Quienes rompen esta norma son cuestionadas, y además, invisibilizadas porque lo que no se ve y no se nombra no existe, y en este caso tampoco cuestiona el orden patriarcal y capitalista.
El reconcomiendo de esta orientación sexual tan válida como cualquier otra solo se dará en la medida que seamos capaces de transformar ambos sistemas de opresión. En ellos las mujeres lesbianas que son visibles son construidas como objetos de deseo a través de la mirada masculina, pues en un contexto patriarcal no está permitido que las mujeres se reapropien de sus cuerpos y sus vidas.
La heterosexualidad junto al amor romántico se han configurado como dos estrategias altamente útiles para mantener todo esquema. Es el barón, blanco, burgués, heterosexual y adulto el único que se beneficia del mismo, quedando el resto en segundos y terceros planos en función de lo lejos o cerca que nos encontremos de este modelo de individuo. Este modelo genera la “norma” que se pone de igual forma al servicio de los intereses del capitalismo patriarcal y que se hace más o menos flexible en función de los mismos.
Solo con una estrategia anticapitalista y antipatriarcal seremos capaces de construir una sociedad donde ninguna orientación sexual suponga un estigma.
Visibles rompemos la norma.
Unidas, diversas y en lucha.