La UJCE ante los sucesos de Charlottesville en EEUU.
Hace dos días conocíamos la noticia del asesinato de una mujer y otras veinte personas heridas por un neonazi en Charlottesville, EEUU. La muerte y los heridos se produjeron cuando un grupo de activistas antifascistas se opusieron a una manifestación que congregaba a una diversidad de grupos de la extrema derecha, supremacistas y neonazis.
Desde la Unión de Juventudes Comunistas condenamos enérgicamente estos hechos, y señalamos la enorme complacencia que existe entre el Gobierno de EEUU y este tipo de grupos. Este asesinato se ha producido en el contexto de la acción consciente de un grupo de activistas que querían señalar el carácter supremacista de una manifestación que no debió ser legalizada y no se debió de producir. Este tipo de grupos racistas se caracterizan por tinte tradicionalista y conservador, reivindicando su pasado esclavista. Se encontraron en la manifestación simbología pro-Ku Klux Klan, esvásticas y también simbología falangista. Esta degradada concepción de la sociedad, como suele ocurrir cuando las ideas son débiles, se acompañan con acciones enormemente violentas, tratadas con pasmosa equidistancia desde determinados medios de comunicación.
Denunciamos también, cómo el Gobierno de Trump muestra complicidad constante con los asesinatos de carácter racial que frecuentemente se producen en sus distintos Estados, a la vez que sí condena enérgicamente las muertes que se dan entre la oposición golpista en Venezuela, amenazando veladamente con la posibilidad de una operación militar en el país.
EEUU lejos de ser «la tierra de las libertades» es un lugar enormemente inseguro para las etnias e ideologías no asumidas por el establishment, quien, nuevamente, saca a sus perros de presa como expresión última y más brutal de la defensa del sistema, con el miedo y la intimidación como los mecanismos represivos por preferencia. Pese a que la política migratoria se haya vuelto más estricta y el discurso del nuevo presidente tenga un carácter absolutamente conservador y reaccionario, no debemos dejar de recordar que durante el mandato de Obama, ya se incrementaron los crímenes raciales, y crecieron de manera histórica las deportaciones de personas migrantes. Y es que, el discurso fascista protege y sirve a los intereses de determinada burguesía nacional norteamericana y al control de los movimientos obreros y progresistas bajo la amenaza y la reacción.
Desde los valores que enarbola la bandera republicana (presente también en la manifestación antifascista de Charlottesville), llamamos ahora más que nunca a la solidaridad internacionalista con la clase obrera y las militantes americanas.