Contra la opresión del régimen marroquí dentro y fuera de sus fronteras
Durante la noche del 28 de octubre las autoridades del Régimen monárquico marroquí incautaban su captura a Mouhcine Fikri, un pescador marroquí. En un intento por salvar su medio de vida, y luchando contra la humillación a la que lo sometía la policía, intentó recuperarla de dentro del camión de la basura en que la tiraron. En extrañas situaciones todavía por aclarar, el pescador murió triturado por la máquina.
Esta situación fue la chispa que encendió la mecha de la movilización popular contra la “hogra”, término marroquí utilizado para referirse a la opresión estatal y la injusticia. Los hechos, sucedidos en Alhucemas, en la región del Rif, económicamente deprimida, generaron una ola de protestas que se extendió por todo Marruecos, protestando contra la arbitrariedad y la brutalidad de la monarquía marroquí y la miseria económica a la que se condena al pueblo.
La muerte de Mouhcine Fikri hizo estallar el sentimiento de impotencia del pueblo marroquí, especialmente la juventud, que veía cómo un vecino de 30 años moría aprisionado por la necesidad económica y la opresión estatal. Las manifestaciones se repitieron este viernes 4 de noviembre, y mostraron la unidad del pueblo marroquí frente a un régimen asesino, que no ha dudado y no dudará en emplear cualquier medio para romper esa unidad, como medio para mantener su régimen autoritario.
La monarquía marroquí mantiene un régimen de opresión extrema tanto dentro de sus fronteras como fuera, ocupando de forma ilegal el territorio de la República Árabe Saharaui Democrática. El imperialismo, como sistema económico, combina la opresión del propio pueblo, condenado a una situación económica insostenible a través de la represión, con la opresión de otros pueblos, de los que se nutre para enriquecer a los monopolios.
El pueblo marroquí, sin embargo, ha dado muestras de sobreponerse a la represión a través de la unidad, y continuará una lucha que viene de mucho antes que la muerte de Mouhcine Fikri. En 2011, al calor de las “primaveras árabes”, se inició el Movimiento 20 de febrero, alzado contra la monarquía marroquí, contra la que ya se habían levantado los saharauis a través de los campamento de Gdeim Izik y las protestas en El Aaiún.
La UJCE aprovecha este levantamiento popular para reafirmar su apoyo a la lucha del pueblo marroquí contra una monarquía imperialista, opresora tanto en Marruecos como en el Sáhara, y para recordar que la vía de escape sólo será un movimiento unitario y revolucionario que derroque a la monarquía, que se niegue a apoyarse en intereses imperialistas que, como se ha demostrado en la zona, siempre manejan los conflictos para imponer sus intereses en la zona.