Como muestra la historia reciente de Grecia, la única forma de terminar con el Régimen y salir hacia un escenario favorable a la clase obrera pasa por la concienciación de que ésta sólo gana si la oligarquía pierde, de que nuestros derechos sólo se conquistarán arrebatándoselos a la burguesía y sus representantes institucionales. Cualquier solución exigirá del coraje de un pueblo que salga a tomar lo que le pertenece.
SYRIZA VUELVE A IMPONER LAS POLÍTICAS DEL CAPITAL Y LA UE AL PUEBLO GRIEGO
Durante el fin de semana del 21 y 22 de mayo, el gobierno de Syriza-Anel consiguió la aprobación del parlamento griego para poner en marcha una serie de de medidas económicas dirigidas a contentar los intereses de la oligarquía griega e internacional, recortando directa e indirectamente el salario de la clase obrera helena. Este paquete puede considerarse un cuarto memorándum que la UE, en nombre del capital internacional, hace cargar sobre las espaldas del pueblo griego con el apoyo del gobierno de Syriza.
Las medidas incluidas suponen la profundización en las políticas neoliberales: paquete de privatizaciones, subida de impuestos indirectos, introducción de una disposición análoga al artículo 135 que el PPSOE impuso en el Estado español… La “buena intención” del gobierno de Syriza se diluye bajo la presión de las organizaciones imperialistas como la UE, a través de la estafa de la deuda pública, y la carga de las políticas sigue cayendo sobre los hombros de la clase obrera.
Esta situación ejemplifica el futuro de una pretendida salida socialdemócrata y conciliadora a la crisis. Por un lado, no se atisba ningún grado de mejora en la situación de la clase obrera en Grecia, que sigue respondiendo a través de la movilización, con la huelga de los transportes (señalados por las privatizaciones) como máximo exponente. La contradicción de intereses entre la oligarquía y el pueblo, que no sólo trasciende lo institucional sino que tiene su máximo exponente en la imposibilidad de cohesionar los intereses de la burguesía con los de los y las trabajadoras, no admite negociación alguna: o pierde la burguesía, o seguirá perdiendo la clase obrera. Además de esto, la lógica de la negociación, la temporización y la política exclusivamente institucional demuestra sus límites cuando en un contexto en el que todas las estructuras políticas, tanto las estatales como las de la UE, están amoldadas a las necesidades del capital, partidos como Syriza “atrapan” el voto obrero en la dinámica de la pasividad y la esperanza ciega.
Como muestra la historia reciente de Grecia, la única forma de terminar con el Régimen y salir hacia un escenario favorable a la clase obrera pasa por la concienciación de que ésta sólo gana si la oligarquía pierde, de que nuestros derechos sólo se conquistarán arrebatándoselos a la burguesía y sus representantes institucionales. Cualquier solución exigirá del coraje de un pueblo que salga a tomar lo que le pertenece.
Con esta enseñanza debemos afrontar el futuro del Estado español. Las dinámicas del capitalismo no se pueden revertir con “buenos deseos”, ni se pueden tomar derechos arrebatados por el capital basándose en la mera negociación. Cualquier argumento del tipo “España no es Grecia”, basado en el PIB de ambos países, su correlación en la UE, etc., no hace más que esconder la táctica de la negociación. Frente a esto, la solución pasa por fortalecer la conciencia del Pueblo de que cualquier conquista social exigirá de organización y lucha, de que el fortalecimiento de la clase obrera pasa por la negativa a someterse a los dictados de la UE y la oligarquía a la que representa, y de que toda la solidaridad de los pueblos oprimidos por las políticas antipopulares va a ser necesaria para plantar cara al imperialismo.