Este pasado fin de semana deberíamos haber asistido al XXI Congreso del Partido Comunista de España. Como Juventud Comunista nos marcábamos el objetivo fundamental de contribuir al debate colectivo desde los análisis recién actualizados de nuestro XV Congreso y, en general, desde el Marxismo-Leninismo. A continuación, hacemos un balance a lo externo debido a que la propia dirección y militancia del PCE se ha encargado de que todo lo que nos ha afectado haya trascendido de unas paredes orgánicas que nunca deberían haber sido superadas y que, por lo tanto, debamos aclarar nuestra posición al respecto de todo lo sucedido.
La tarea de avanzar en términos ideológicos la emprendíamos del mismo modo que hemos hecho durante los últimos 30 años: sin esconder que el carácter de Escuela de Cuadros de la Juventud Comunista está ligado a una situación histórica en la que podemos afirmar que el Partido Comunista está por reconstruir, si entendemos como tal el Partido de Nuevo Tipo como herramienta revolucionaria fundamental para que las trabajadoras aplasten la dictadura burguesa. Por lo tanto, es nuestra razón de ser como Escuela de Cuadros el aportar crítica y lealmente desde la teoría revolucionaria y desde la experiencia que ganamos al plasmar la anterior entre las masas.
La capacidad para satisfacer dicha meta ya había resultado anteriormente mermada mediante distintas vías, como puede ser el veto a las Promociones Leninistas, el menoscabo cuantitativo de nuestra Delegación o la negación de nuestra participación en los debates de la base; todas ellas, novedosas respecto del proceso congresual del XX Congreso. No obstante, lo vivido este pasado fin de semana sobrepasó cualquier expectativa sobre la limitación que íbamos a sufrir para defender la aportación política de la Juventud Comunista. A pesar de haber procedido desde hacía nueve meses siguiendo todos los requerimientos orgánicos del PCE, el propio sábado en el que se debatían las tesis políticas, con tan solo dos horas de antelación, se nos avisa de que no vamos a poder defender todas nuestras aportaciones tal y como nos las había avalado la dirección central del PCE y que, por el contrario, únicamente podríamos defender nuestras 90 aportaciones -casi la mitad de todas las que estaban a debate- como una sola y disponiendo únicamente de 5 minutos. La justificación de esta operación reside en que las aportaciones serían, según ellas, directamente bebedoras de nuestro XV Congreso y una enmienda a la totalidad antitética a la ponencia -a pesar de que presentan una gran continuidad con un XIV Congreso que fue trabajado con la dirección central del PCE y conectado en varios puntos con los acuerdos de su XX Congreso-.
Asistimos, pues, a una auténtica impugnación inorgánica de nuestra Conferencia de Ida al XXI Congreso del PCE y, por extensión, de nuestro XV Congreso. Una impugnación que además se vio envuelta retóricamente en la manipulación de nuestros acuerdos ante todo el Plenario de una forma que, casualmente, luego ha tenido una difusión muy parecida en determinados ámbitos del entorno político del PCE. Lo ridículo de estas acusaciones lo ejemplifican hechos como que se estaba diciendo que, mientras asumimos la Presidencia de la Federación Mundial de la Juventud Democrática -de un amplio carácter antiimperialista-, proponíamos la ruptura de las relaciones con todas aquellas organizaciones que no se declarasen marxista-leninistas; que hemos eliminado el término “patriarcado” de nuestros documentos cuando hemos profundizado en las consecuencias que la interrelación entre este y el capitalismo tiene para la asociación de las trabajadoras y para nuestra propia Organización -incluyendo esto la existencia de violencias machistas que no en todo momento han sido atendidas por nuestro entorno político y partidario cuando llamábamos la atención sobre su existencia pero afectaban a las relaciones entre determinadas compañeras o camaradas-; o que nuestra intención era una tutela del PCE que resulta bastante difícil de ejecutar con una Delegación arbitrariamente menguada respecto del XX Congreso, a pesar de seguir siendo una de las tres mayores organizaciones del PCE y de haber aumentado en cien el número de delegadas.
Toda aquella que considere que los acuerdos congresuales de la Juventud Comunista son antitéticos al de un Partido que se declara marxista-leninista desconoce profundamente o nuestros acuerdos, o la misma teoría revolucionaria. Nuestros documentos versan sobre el auge histórico de la aristocracia obrera y del agotamiento del proyecto socialdemócrata; sobre la agudización de las tensiones interimperialistas en un momento de crisis crónica del capital; sobre la necesaria ruptura con la Unión Europea; sobre el carácter burgués del Estado y la cooptación por su parte del Movimiento Obrero; sobre la necesidad de romper con todas las expresiones políticas reformistas en favor de la intervención consciente entre las masas y la construcción de un bloque contrahegemónico liderado por el proletariado revolucionario; sobre la profundización cualitativa de nuestra política feminista en términos organizativos para superar las limitaciones de unas herramientas que, hasta ahora, se han demostrado completamente insuficientes; y, en definitiva, sobre el derrocamiento de la burguesía en favor de la consecución de la III República y la dictadura de nuestra clase como vía hacia la única democracia real de la que se puede hablar: el Comunismo.
Este agravio hacia la Juventud Comunista no tiene un precedente de la magnitud que estamos describiendo, al igual que tampoco lo tiene el resto de adulteraciones de un Congreso que en ningún momento posibilitó la síntesis y que, por el contrario, estaba orientado a empujar a los sectores críticos a abandonar un Partido Comunista de España al que se pretende reducir a una corriente de opinión diluída en la plataforma electoral socialdemócrata mediante la que se exprese la aristocracia obrera en cada momento.
Es necesaria la retirada de la impugnación de nuestra Conferencia y de nuestro Congreso y la convocatoria de un Comité Central que apruebe la reanudación del XXI Congreso con garantías para que la Juventud Comunista y cualquier otra delegación pueda aportar integralmente al debate. De lo contrario, no podemos considerar que las conclusiones de este evento sean colectivas: sin síntesis no hay unidad posible.
Valoramos positivamente el avance de posiciones críticas a pesar de todas las trabas impuestas para poder desarrollarse. Siendo conscientes de que todavía nos queda mucho camino por recorrer hasta lograr la reconstrucción del Partido Comunista, es indudable que cada vez es más la militancia que señala el agotamiento de las vías reformistas, en tanto que el proyecto socialdemócrata ha perdido ya la posibilidad de su realización material.
A pesar de todo lo que unos y otros han empujado para que cayéramos en el desánimo, nos reafirmamos en nuestra tarea. Llamamos al fortalecimiento de la militancia por la reconstrucción del Partido Comunista, lo que implica la formación constante en el Marxismo-Leninismo pero también una práctica consecuente que comience por la denuncia de todas las manifestaciones de oportunismo en la vida organizativa de nuestra clase y, desde luego, en la vida militante del Partido Comunista de España. Igualmente, agradecemos las numerosísimas muestras de solidaridad mostradas por todas las camaradas que se encuentran en dicha militancia por la reconstrucción del Partido y, en especial, el de unas Promociones Leninistas que personifican la vigencia de este proyecto político-organizativo y que nos reafirman en lo siguiente: el PCE no camina hacia su disolución, sino hacia una reconstrucción que lo convertirá en la herramienta con la que terminaremos con el Régimen del 78 y alcanzaremos el Comunismo.
Salud y Revolución,
¡Viva la Juventud y el Partido Comunista!
Comisión Política Central de la Juventud Comunista