En el mes de junio, en un plazo de tan solo 10 días, el rapero Pablo Hasel ha recibido tres sentencias condenatorias en lo que es un nuevo paso por parte del aparato represivo para lograr encarcelar al joven ilerdense. Ya fue condenado previamente por “enaltecimiento del terrorismo” por sus mensajes en redes sociales y las letras de sus canciones. El delito cometido fue el de denunciar la corrupción de la monarquía, la represión del Estado y la injusticia social.
Se trata de un ejemplo más, de los cientos de casos de montajes policiales y juicios-farsa. El objetivo del Estado es el de acallar a la juventud combativa, impedir su organización y fortalecer sus instituciones frente a cualquier cuestionamiento. No es casual que uno de los mensajes por los que Pablo Hasel ha sido condenado fuera por afirmar que “Los Borbones son unos ladrones”. Lo que es a todas luces expresar un hecho objetivo, entraña para el Régimen un peligro; no puede permitir que la juventud cuestione a la Monarquía como pilar fundamental del actual sistema.
Lo cierto es que no estamos ante una novedad. La represión en España se lleva produciendo de forma ininterrumpida desde 1939. En los últimos años esta represión se ha recrudecido ante el auge de la movilización social y la conciencia de clase, especialmente entre la juventud. Los ejemplos de ataques a la libertad de expresión son conocidos: La Insurgencia, Valtonyc, los titiriteros en Madrid, Cassandra Vera, César Strawberry, la Operación Araña y un largo etcétera.
Pero la represión no se detiene aquí: se une a una ofensiva general contra los derechos y libertades; contra el derecho de manifestación, el derecho de huelga, la libertad de conciencia, el derecho de autodeterminación… La represión sufrida en Catalunya recientemente (enarbolando para ello la misma Constitución que vulneran, demostrando que es tan solo papel mojado para los intereses de las trabajadoras), casos flagrantes como el de las jóvenes de Alsasu (aún en prisión ante uno de los mayores montajes policiales de los últimos años), la aprobación de las “Leyes Mordaza” que implicaron un salto cualitativo en la escalada represiva y que el actual Gobierno siguen manteniendo intactas; evidencian que la única respuesta que ofrece el Estado ante la protesta social y política es la represión.
La Juventud Comunista nos mantenemos firmes en nuestra lucha contra el Régimen del 78 que solo nos puede ofrecer a las jóvenes paro, violencia y precariedad y la multa o la prisión cuando protestamos y nos organizamos por nuestro futuro. Nos reafirmamos en nuestra apuesta por la amnistía como respuesta a la represión del Estado; una amnistía que no solo reivindica la libertad de las presas políticas y el retorno de las exiliadas, sino también la absolución de todas aquellas represaliadas por su lucha social y política, la derogación de las Leyes represivas, el fin de las torturas y el cierre de las cárceles para extranjeras.
Hacemos un llamamiento a acudir a las movilizaciones convocadas en todo el país para el día 4 de julio exigiendo la absolución de Pablo Hasel.