La UE como ente jurídico-político-institucional se ha revelado como un proyecto neoliberal irreformable como lo era desde un principio. Su única función es servir de aparataje institucional a la política imperialista como se puede observar con su sumisión respecto a las decisiones de la OTAN. Valga como ejemplo el apoyo a los nazis en Ucrania por intereses geoestratégicos de EEUU.
Además desde España no podemos olvidar las imposiciones de la troika por el rescate en los años de la más dura crisis económica. Esta estaba compuesta por el Banco Central Europeo, el Fondo Monetario Internacional y la Comisión Europea, la menos democrática de las instituciones de la UE ya que ostenta el poder ejecutivo y poco tiene que ver con el parlamento ya que es compuesta por los comisarios elegidos por el presidente de la comisión y los países miembro que son igual en número a los comisarios. Pero no solo la forma no es democrática si no que el propio carácter de la UE dista mucho de su supuesto carácter “europeísta” dirigido a la libre unión de los países europeos para garantizar la paz en nuestro continente.
Mientras que nos venden el camino de la Europa social, que defiende la sanidad, la educación y el gasto social en general, en realidad observamos cómo en la práctica desde la Comisión Europea nos requieren el Presupuesto del estado para darle el visto bueno. Y ese visto bueno solo se lo dan, si no amenazan con sanciones, si se cumple el objetivo de déficit, política neoliberal que impide la inversión del estado a través los Presupuestos y por lo tanto capacidad de decisión en la economía y vida del país. Estas presiones violan la soberanía de los estados miembro, como mejor ejemplo está el caso de Grecia y su referéndum de rechazo a las condiciones del rescate. Ni siquiera una política socialdemócrata es posible hoy en día en el seno de la Unión Europea.
Las comunistas, debemos hacer gala de nuestro total rechazo al austericidio neoliberal impuesto por la UE, y abanderar una alternativa política que se enfrente del mismo modo al neoliberalismo por el que apuestan las llamadas organizaciones “europeistas”, como al nacionalismo de extrema derecha o nacionalpopulismo que plantean las llamadas “euroescépticas” que rechace total y contundentemente la UE y el Euro, no desde posicionamientos fascistas y/o nacionalistas, sino desde un planteamiento de clase, antineoliberal, solidario con el resto de pueblos de Europa y del mundo, y que apueste por la recuperación de la soberanía usurpada por la UE.
Una III República democrática, federal, antimonopolista y antiimperalista sólo es posible fuera de la Unión Europea y del Euro.
Su falsa Europa social sigue siendo la Europa del Capital.
¡Frente a la Comisión Europea, soberanía popular!