El Comité Central de la Juventud Comunista acordó el pasado mes de diciembre la convocatoria de un Congreso Extraordinario sobre estrategia y Partido Comunista. Reunido de nuevo este fin de semana, hemos podido terminar de definir dicho acuerdo mediante la aprobación del calendario y el método que seguiremos a lo largo de un proceso que se prolongará hasta el final de este año.
El motivo que nos lleva a esta convocatoria es el hecho de que, al desarrollar los acuerdos de nuestro XV Congreso, nos hemos encontrado con límites inesquivables para continuar con nuestra actividad política como hasta ahora. Esto se explica porque las referidas contradicciones se ensartan en dos pilares fundamentales de cualquier proyecto político-organizativo: por un lado, su estrategia, es decir, la vía por la que se pretende culminar el proceso revolucionario; y, por el otro, la forma de organización de la que se debe dotar el proletariado para su realización. En cuanto a lo primero, podemos decir que se ha acabado produciendo una dislocación entre el último desarrollo de nuestra práctica política, guiada por el debate colectivo a lo interno de la organización, y la asunción formal y no consciente de un enunciado general sobre la proyección estratégica de nuestro entorno partidario. En cuanto a lo segundo, más que una contradicción, lo que hemos acabado reconociendo es un vacío sobre una cuestión fundamental para el proyecto comunista hoy: la reconstrucción del Partido Comunista, entendiendo que esta es el eje rector de todas las tareas organizativas que el proletariado revolucionario encara ahora mismo.
El simple hecho de tener un referente partidario concreto que “reconstruir” mediante la acumulación cuantitativa de cuadros más avanzados no constituye un proyecto de reconstrucción riguroso, pues obvia todas las barreras políticas que enfrentamos tanto dentro como fuera de dicho referente y que están estrechamente relacionadas con el actual estado de postración del comunismo. Afirmar que nuestro primer objetivo es la reconstrucción efectiva del Partido Comunista exige una gran responsabilidad a la hora de pensar cómo rearticular el proyecto comunista en su totalidad y en qué medida podemos aprovechar hoy las potencialidades existentes en cada ámbito de organización de nuestra clase. Del mismo modo, nos obliga a abandonar la inercia del “dejar para mañana las contradicciones del hoy” en favor de la determinación que requiere un momento como este.
Siendo conscientes del corto período transcurrido desde la finalización del anterior ciclo congresual, queremos reincidir en que la motivación para esta convocatoria extraordinaria no reside en la falta de asunción de los acuerdos previos, sino en la detección de muchas de sus limitaciones a través de su estudio para el desarrollo. En tanto que consciente, ha sido este mismo desarrollo el que nos ha llevado a concluir la urgencia por abordar los referidos límites desde la autocrítica y no desde la naturalización absoluta de lo que ya viene dado. La crítica y autocrítica no es un ejercicio que se pueda realizar parcialmente y limitar a tareas asumidas de forma compartimentada y aislada de sus determinaciones; es un ejercicio llamado a la superación, por compleja o abrupta que esta sea. Y es que los debates que nos deparan albergan las condiciones básicas de la viabilidad de nuestro proyecto no solamente por dotar de una orientación definida a nuestro trabajo político y organizativo, sino también por permitirnos fortalecerlo hacia fuera en base a una apuesta clara y certera.
Entendemos, por lo tanto, que en este paso reside la posibilidad de avanzar de modo definitivo y firme hacia la germinación definitiva del Partido Comunista, dejando atrás grandes cantidades de esfuerzos políticos colectivos que, si bien son tan útiles como el marco de experiencia colectiva que hoy define a la Juventud Comunista, no han desatado hasta ahora ningún avance de envergadura en el proceso de reconstrucción del Partido Comunista. Por el contrario, y lejos de cualquier expresión de carácter adanista, pretendemos hacer por fin efectivos esos esfuerzos de las que nos precedieron y que hoy tampoco cuentan con una guía para su acción en los ejes señalados. Por supuesto, nuestra autocrítica también les afecta a ellas, pero no como una crítica externa, sino desde la asunción de que forman parte de nuestro mismo proyecto y de que nosotras somos, en parte, resultado de su legado. Es, por lo tanto, una autocrítica colectiva que las incluye, por lo que llamamos a todas ellas a que la recojan y ejerciten a nuestro lado aprovechando todos los espacios militantes compartidos.
En definitiva, esperamos que este nuevo proceso congresual no sea más que la apertura de nuevas posibilidades estratégicas y capacidades militantes que contribuyan a acelerar la rearticulación del proyecto comunista, respondiendo a la urgencia política del reto en estos días. 100 años después, una nueva generación de jóvenes comunistas, templada en la miseria de la crisis capitalista, reanudamos la lucha final para que, “mañana, por las calles, marchemos en triunfo contra el régimen feroz”.
¡Viva la Juventud Comunista!
¡Viva el Partido Comunista!
Comité Central de la Juventud Comunista
Madrid, 28 de enero de 2023