Desde la Juventud Comunista condenamos el ataque sufrido por el músico granadino Javier Cuesta y mandamos nuestro apoyo y solidaridad tanto a él como a su familia. La agresión se produjo el pasado sábado en su propio domicilio por parte de un grupo de fascistas que, tras asaltar su casa con intención de arrancar la bandera republicana que tenía colgada del balcón, le propinaron una paliza. Ese mismo día también se produjo una brutal agresión a un sindicalista en Málaga a quien mostramos nuestro total apoyo y solidaridad.
Estos últimos años hemos visto un incremento de la relevancia política de la ultraderecha, apareciendo en medios y con importante peso en las instituciones. Estas últimas semanas, con motivo de la pandemia que sufrimos y el decreto del Estado de Alarma, la ultraderecha está incrementando su actividad: Crispando la situación, llamando a la irresponsabilidad y boicoteando todas las medidas que puedan favorecer a las trabajadoras. Finalmente ha culminado su campaña con un desfile de odio por las calles de media España, con total impunidad por parte de los cuerpos de seguridad, aunque incumplieran todas las medidas sanitarias tan necesarias en este momento. Y solo era cuestión de tiempo que algún fascista se lanzara al ataque, alentados por el discurso incendiario que está promoviendo la derecha y extrema derecha en nuestro país, ocurriendo las agresiones que se han visto estos días.
Además se ha constatado durante el Estado de Alarma que el trato que recibe un ciudadano por parte de las fuerzas de seguridad depende del estatus social y económico o de su ideología. Es Innegable que no han recibido el mismo trato las protestas de los barrios más ricos que en los barrios de las familias trabajadoras. Mientras que nosotras sufrimos constantemente el peso del aparato represivo del estado por luchar por la unidad de la clase trabajadora, la ultraderecha campa a sus anchas. Impunes, ya sea por miedo del gobierno a repercusiones políticas o por afinidad de los cuerpos policiales con estas fuerzas políticas, viendo incluso compadreo con grupúsculos de fascistas.
Frente al ascenso del fascismo la única respuesta posible es la organización de la clase trabajadora en todos los ámbitos de nuestra vida: centros de trabajo, de estudio, asociaciones vecinales, etc…
La unidad popular es la única trinchera posible contra el fascismo.