El acceso a una vivienda digna es uno de los mayores problemas que sufrimos las trabajadoras -y, especialmente, la juventud- en España. La especulación inmobiliaria, y las políticas públicas que la favorecen, han generado un mercado de la vivienda donde el alquiler es completamente inaccesible para la clase obrera que se ve obligada a malvivir, a okupar o a ver cómo los bancos, fondos buitre y empresas inmobiliarias les expulsan de sus hogares
Este es uno de los más de los miles de casos que por toda España se suceden evidenciando que la vivienda nunca ha sido un derecho para el poder, sino un bien de mercado más (y uno especialmente clave para el modelo productivo español) con el que poder generar más lucro. Frente a la política salvaje de los grandes propietarios de pisos, se opone la resistencia organizada de los barrios obreros. Las Plataformas de Afectados por la Hipoteca, las asambleas de vivienda y los Sindicatos de Inquilinas, se organizan para hacer cumplir lo que las Administraciones Públicas, sometidas al poder del capital, se niegan a garantizar: el derecho a la vivienda. Y lo hacen por la vía del hecho: parando los desahucios orquestados entre los tenedores de vivienda, el Poder Judicial y los cuerpos policiales.
Al drama que supone perder lo que ha sido tu hogar, se suma el de la violenta represión que las activistas en defensa de este derecho sufren desahucio tras desahucio. En el último intento de desahucio que se produjo en el Raval, la Policía cargó duramente contra las vecinas que se encontraban apoyando a la familia, y detuvo a 5 jóvenes que han estado unas 24h en comisaría en lo que es a todas luces un intento de escarmiento para ellas y para el conjunto del movimiento por la vivienda de Catalunya.
No es casual que este movimiento sea uno de los más reprimidos en los últimos años. Se trata de evitar que cunda el mensaje de que, ante la vulneración de nuestros derechos, es posible conquistarlos si nos organizamos y enfrentamos a quienes nos los niegan. A la solidaridad con nuestras vecinas que sufren el problema de la vivienda, debemos sumar el apoyo a todas aquellas que ponen sus cuerpos para evitar que sigan expulsando a las trabajadoras de sus hogares.
Estas 5 jóvenes, como las decenas de casos represivos vinculados con el movimiento por el derecho a la vivienda, se enfrentan ahora a un proceso cargado de montajes policiales que utilizan para justificar su represión. Es fundamental acompañar a todas las que sufren la represión siguiendo el ejemplo que nos da este movimiento ya que organizadas y en lucha podemos conquistar nuestros derechos.