El auge de diferentes partidos y organizaciones de corte fascista y neonazi se ha convertido en una realidad innegable y tangible a lo largo de los últimos años en Europa. Aprovechando la situación de pobreza y desempleo en la que se encuentra sumida la clase trabajadora, continúan extendiendo su discurso genocida, a la par que gozan de total impunidad y protección por parte de los Estados capitalistas. Su crueldad se hace visible cada día en nuestras calles, con amenazas y brutales agresiones que llevan a cabo cada vez más frecuentemente.
Estos hechos no son un caso aislado en el desarrollo histórico del Estado español. La extrema derecha siempre ha intentado aprovecharse de la dura realidad diaria a la que se enfrenta la mayoría de la población para promover su mensaje de odio. Un mensaje que no busca más que fracturar la convivencia y la organización de la clase obrera, e impedir por todos los medios que se alcancen conquistas sociales de igualdad y justicia. Estas mismas personas que desprecian y agreden por razón del color de piel, orientación sexual o creencias religiosas, son aquellos que ahora se presentan como “patriotas”, “solidarios” o “defensores de los nacionales”.
En Madrid, grupos de extrema derecha como España 2000 o el autodenominado “Hogar Social”, realizan, entre otras, recogidas y repartos de alimentos sólo para personas españolas. En el caso de este último, sus actividades se focalizan en un edificio ocupado que sirve como base de operaciones, de captación y de financiación para sus acciones delictivas. De esta manera, escondiendo su ideología asesina y aprovechando el manto caritativo de una ONG con tintes xenófobos, presentan su cara más “amable”, pudiendo llegar a engañar a parte del vecindario que no es consciente de sus verdaderas motivaciones.
No caigamos en su demagogia o en su incoherente discurso. La culpa de nuestros problemas no la tienen aquellas personas que lo han perdido todo y luchan para sobrevivir y sacar adelante a sus familias, independientemente de su nacionalidad o lugar de procedencia, sino la burguesía que sigue aumentando sus beneficios a costa de arruinarnos. Que millones de personas se refugien hoy en nuestras fronteras es producto de las guerras y el terrorismo promovidos por EEUU, la OTAN y la Unión Europea.
Gracias a la organización y a la lucha de millones de antifascistas a lo largo de la historia, la clase obrera cada vez es más consciente y combativa, y busca un cambio radical sabiendo que la discriminación y el racismo no son más que una cortina de humo para perpetuar un sistema basado en profundas desigualdades sociales. Por eso hoy en los puentes de todo Madrid puede leerse:
BIENVENIDAS A MADRID
MENOS RACISTAS Y FASCISTAS
#NoEntranRacistas