Master Chef 5: ¿Dónde está la clase obrera?
Una vez finalizado el exitoso programa de televisión, y filtraciones, polémicas, filias y fobias aparte, es posible hacer una radiografía social de las y los concursantes que han venido participando en esta edición.
No se trata de volver a recordar las vergonzantes declaraciones de Jordi Cruz en torno a los becarios de su negocio, a la precariedad laboral del sector de la alta cocina y al de la hostelería en su conjunto. En esta ocasión no toca hablar de que si no te pagan es esclavitud, que el empresario se ahorra los salarios acumulando más dinero para su beneficio a costa del trabajo de otros y que eso sustituye puestos de trabajo.
Tampoco se trata de remarcar que la alta cocina suele estar separada del grueso social mayoritario de la población, fundamentalmente por motivos económicos.
En esta ocasión toca hacer un análisis sobre quién es quién entre los 16 aspirantes a ganador de Master Chef 5 y cómo de representativa es esta muestra en comparación con la estructura de clases en España.
En un vistazo inicial podemos observar sin excesiva complejidad como 6 de los 16 son propietarios de negocios: Edurne (aunque jubilada, regentaba una zapatería junto a su marido), Lorena (maquilladora y propietaria de un salón de imagen), Paloma (abogada y empresaria de eventos), Paula (propia consultoría de psicología), Salva (peluquero y propietario de salón de estética) y Silene (panadera y propietaria de panadería artesana).
Como es lógico, no puede pasar por alto que no es lo mismo ser propietario de un pequeño negocio que de uno grande, trabajar tú solo en el mismo que tener empleados, u otras variables que efectivamente hacen que tu perfil social se decline hacia uno u otro tipo. Esto es tan cierto como que, aun asumiendo eso, ninguna de estas personas es clase obrera, porque no vende su fuerza de trabajo a terceros a cambio de un salario.
En un segundo análisis podemos catalogar un grupo que serían profesiones liberales o cercanos a negocios familiares en donde trabajan. Este grupo estaría compuesto por 5 de los 16 concursantes: Jorge (ex futbolista y con familia en negocio de Finanzas y Seguros), Laila (modelo), Miri (estudiante y bloguera), Nathan (jefe de sala en importante negocio propiedad de sus suegros) y Odkhuu (diseñador de moda y su abuelo dueño de gran restaurante).
Todos ellos forman un grupo (no compacto y no sin contradicciones) de profesionales liberales, pequeña y mediana burguesía, representado en Master Chef 5 por 11 de 16 concursantes.
Por otro lado, habría que sumar a la exclusión de clase obrera a Elena como policía nacional, por lo que el grupo de no clase obrera aumentaría a 12 de 16 concursantes.
Finalmente, en el último plano se encontraría la clase obrera, conformada por 4 de 16 concursantes: Adrián (camarero), Jordi (delegado comercial -entendiendo que sería un comercial a secas, de lo cual no se disponen datos fidedignos-), Jose Luis (agente inmobiliario) y Jose María (que compagina ser banderillero con tonelero -y entendiendo también que tonelero sería trabajador y no propietario, ya que tampoco se disponen datos sobre esto-).
Parece más que evidente que sólo 4 de 16 concursantes sean clase obrera no corresponde a la realidad social española, así como que precisamente esos 4 sean hombres. ¿Dónde están las cajeras del súper, los astilleros, las camareras de piso, los basureros, las trabajadoras de telemarketing, los mineros…?
Sería torpe concluir que Master Chef ha seleccionado a los concursantes en base a su perfil social y que tienen preferencia por las capas burguesas, ya que el motivo del concurso es la cocina y todo lo relativo a ella: aprendizaje, evolución, técnicas modernas, cocina de vanguardia, emplatado…
Ahora bien, sería igual de torpe obviar debates y preguntas que pueden arrojar cierta luz sobre estos hechos. Es algo ya analizado que la clase obrera es, de manera generalizada y sistemática, invisibilizada en las series o, cuando sale a escena, parodiada, ridiculizada y demonizada. Igualmente cabría preguntarse: ¿tiene la clase obrera oportunidades reales para presentarse a un programa de televisión, enfocado hacia la alta cocina, dejando de lado sus trabajos, responsabilidades familiares…? La respuesta parece clara: no.
Ciertamente no es sólo una cuestión achacable a Master Chef (aunque éste sea el motivo central de análisis), sino que es una lógica instalada en los aparatos de propaganda ideológica del sistema (entre ellos lógicamente la televisión) basada en la lucha de clases: hay un intento constante por sobredimensionar la presencia social de las capas medianas y pequeñas de la burguesía para aumentar su importancia y, por otro, para visibilizar un modelo perverso de supuesto ascenso social de carácter individual basado en el esfuerzo, el emprendimiento, la iniciativa… en contraposición a todo lo que representa la clase obrera y sus luchas, así como sus reivindicaciones históricas y actuales.
Cabe por ello concluir que nada es inocente, que los sepultureros de la clase obrera dominan potentes herramientas para convencernos que ya no existen clases y que mucho menos existe eso llamado clase obrera, que está anticuado y fuera de lugar; pero nada más lejos de la realidad, nuestra existencia, nuestra lucha y nuestra misión histórica siguen guiando nuestro quehacer.