Día Internacional de las montañas
Es 11 de diciembre, Día Internacional de la Montaña, y como hace un año, desde la UJCE queremos aprovechar para radiografiar el estado actual del monte en un periodo marcado por la sequía y los incendios.
Por una parte, 2017 es el año más seco desde 1965. Si bien es cierto que por su clima la península Ibérica está habituada a sequías cíclicas cada ocho o diez años, la gravedad y la frecuencia de éstas son cada vez mayores. En ese sentido, en el global de la última década ha habido un 10% menos de precipitaciones. Un efecto claro del cambio climático que repercute directamente en las montañas como cabeceras de nuestros ríos y sobre nuestra vida cotidiana, tanto en episodios agudos de contaminación en grandes ciudades como en cortes de suministro de agua en decenas de puntos de nuestra geografía tanto en consumo doméstico como agrícola.
Los incendios son la otra cara de la moneda. Fuegos que arrasan miles de hectáreas y que sitúan este año en el tercero peor de la década. Son el resultado de leyes que fomentan la especulación de los terrenos quemados, que convierten la repoblación y gestión de las tierras quemadas en negocio y que conciben la gestión de montes como gasto a minimizar. Fuegos que en sequía y sin trabajo de prevención se convirtieron en trampas mortales para cuatro personas en Galiza.
Sequía y fuegos, las caras del cambio climático en nuestra península. Problemas crónicos que se agudizan ante la nula gestión e inversión de nuestros montes y que minan año tras año el frágil equilibrio ecológico de nuestras montañas. Problemas que se superponen a la falta de oportunidades para una vida digna en el mundo rural. Que se superponen a un modelo económico basado casi exclusivamente en el turismo y en las estaciones de esquí, con el elevado impacto eclógico que suponen y con la especulación y gentrificación a la que van asociadas y que acaban por expulsar a los pobladores de los pueblos de montaña al desaparecer sus ocupaciones.
Preservar nuestras montañas significa defender nuestro planeta de un modelo económico que solo entiende el beneficio a corto plazo y que es ciego a los perjuicios que provoca.
Luchar contra el Capitalismo es garantizar la vida de nuestro planeta.