Llevamos años viendo como los derechos de la juventud trabajadora están siendo puestos en peligro con el objetivo de arrebatarnos lo que años de lucha nos costó conseguir. Medidas que buscan la precarización de la clase trabajadora y todos esos mínimos materiales que nos dotan de una dignidad como personas.
Es por ello, que no podemos hacer odios sordos a la situación que al igual que en gran parte del país, estamos viviendo en nuestra región, que hace que la lucha por conseguir una vida digna sea cada vez más complicada. Tenemos una tasa de desempleo juvenil de un 40%, imposibilidad de acceder a una vivienda debido a los altos precios de los alquileres, más de 200 casas de apuestas… Estas son las cifras a las que nos enfrentamos cada año y que hacen patente la situación de precariedad y desconcierto junto con la que convivimos, y que nos imposibilitan a los jóvenes que seamos capaces de construir un proyecto de vida que se sustente sobre unos fuertes cimientos, y no sobre la incertidumbre y la indecisión.
Nosotras tenemos claro, y por ello luchamos días tras día, que nuestros derechos no se negocian. Y por ello, exigimos tener acceso a educación pública y de calidad, donde el estudiantado de clase trabajadora tenga un total acceso a sus estudios y nadie tenga que verse obligado a quedarse fuera por motivos económicos, o directamente tener que compaginarlo con un trabajo a tiempo parcial para tener que financiarse los estudios; una vivienda digna en la que no tengamos que invertir más de la mitad de nuestros salarios y que nos den la oportunidad de poder emanciparnos; un trabajo con unas condiciones y unos sueldos dignos, donde no nos juguemos la vida en beneficio del empresario; y un ocio que se aleje del más puro consumismo, donde cuenta nuestra capacidad económica, y no nuestro desarrollo personal y social.
Entendemos que resignarse no es una opción, por ello, día a día tratamos de solventar nuestra deuda con aquellos que se dejaron la piel por conquistar nuestros derechos más básicos y fundamentales. Cada día, en nuestros barrios, institutos, universidades, centros de trabajo… allá donde un militante de la Juventud Comunista trabaje, estudie o viva, existirá una trinchera donde exigir un futuro y unas condiciones dignas para cada una de nosotras.
Porque vivir significa tomar partido, ¡afíliate a la Juventud Comunista!