Llegamos a este 28 de septiembre con la mirada puesta, más que nunca, en el incesante movimiento de las mujeres latinoamericanas, donde la lucha por los derechos reproductivos ha crecido a pasos agigantados durante los últimos años. Las muertes por abortos clandestinos, la penalización de la práctica y la vulnerabilidad de la mayoría de las mujeres pobres y de zonas rurales hace que la Juventud Comunista y el Partido Comunista de España afronten este día con solidaridad de clase e internacionalista. Ni una mujer más a lo largo del mundo muerta por abortar de forma clandestina.
En el caso de España, la telaraña tejida por la iglesia católica y la derecha más reaccionaria ha ido poniendo barreras al avance de los derechos reproductivos de las mujeres de nuestro país. Todavía no se garantiza la interrupción voluntaria del embarazo en la sanidad pública, apelando a factores personales, como el caso de los objetores de conciencia, falta de recursos materiales o los plazos, no garantizándose a partir de las 14 semanas. Además, no podemos olvidarnos del desmantelamiento de los centros de planificación familiar dentro del paraguas de recortes a la sanidad pública donde las mujeres ya no tienen acceso a la información y la atención necesaria. Por su parte, las menores de 16 años no pueden hacer uso de estos servicios sin el consentimiento de sus padres, privándoles de la decisión sobre su propio cuerpo y su propia vida.
Especial mención tiene el caso de las mujeres migrantes donde dependiendo de su situación y de los permisos de residencia, se ven obligadas en muchos casos a acudir a seguros privados o a los servicios de urgencias para atender las cuestiones relacionadas con los derechos reproductivos.
El aborto es un derecho de todas las mujeres. Por ello, desde la Juventud Comunista y el Partido Comunista exigimos:
- La retirada del aborto voluntario del código penal, tanto para las mujeres como para las profesionales sanitarias.
- Un protocolo común para todas las comunidades autónomas donde se garantice el pleno acceso de manera gratuita al servicio en el sistema público de salud, sin ser derivadas a centros privados.
- Un modelo educativo que tenga en cuenta la educación reproductiva y afectivo-sexual y la libre decisión de las mujeres sobre su propio cuerpo.
- El acceso gratuito a anticonceptivos para todas las mujeres que así lo soliciten, así como el desarrollo en la investigación de anticonceptivos hormonales que no tengan tantos efectos secundarios en las mujeres, sean seguros y accesibles para todas.
- La supresión de la obligatoriedad del consentimiento paterno a las menores de 16 años para poder ejercer su derecho al aborto, decidir sobre sus cuerpos y sobre sus vidas.
Nuestros cuerpos, nuestros derechos.
¡Seguimos luchando por nuestra libertad sexual y reproductiva!