El ocio ha sido siempre nuestra válvula de escape para abstraernos de la vida, el ‘’pan y circo’’ en la época romana.
Durante los últimos años, el auge de la falta de expectativas para la juventud trabajadora nos ha generado una necesidad mayor de abstracción, necesidad que algunos han aprovechado para hacer más caja…
Es por ello también que la juventud trabajadora hemos visto mermadas nuestras posibilidades para crear nuestro propio ocio, y así nos hemos limitado al consumo que nos ofrecen las grandes compañías.
Este hecho acentúa por una parte nuestro individualismo ya que el fin último del actual modelo de ocio no es el de interactuar con otras personas; por ejemplo, cuando salimos de fiesta nunca podemos hablar con el resto de la cuadrilla debido al volumen de la música o a la masificación del espacio.
Por otra parte se acentúa la imposibilidad de que expresiones culturales de nuestra clase social estén reflejadas en nuestro día a día; nos sometemos una vez más a los cánones que nos imponen que muchas veces están en contra de nuestra propia forma de vida.
Buen ejemplo de este modelo de ocio son las casas de apuestas. En 2012 se consumieron en ellas 2726 millones de euros, en 2014 fueron 6564. En 2017, 670.000 personas apostaron como mínimo una vez al año. Sólo en Madrid desde 2014 se han incrementado un 140% su presencia en barrios obreros. El 36% de las personas con problemas de ludopatía se inician antes de cumplir 18 años.
Este modelo de ocio individualista y sometido a la lógica capitalista, se manifiesta también ante nosotras cada vez que se mediatiza el deporte o cada vez que vemos un reality show televisivo donde nos instruyen sobre la clave del éxito personal.
Por ello desde la Juventud Comunista apostamos por:
1 – Establecer un modelo de ocio y cultura alejado de los intereses de las empresas. Ocio para el pueblo y desde el pueblo.
2 – La práctica deportiva en clave colaborativa y no sólo en clave competitiva. Apostando por convertir los espacios deportivos en ámbitos de socialización y recreación encaminados al disfrute por todas las personas de nuestro entorno.
3 – La cesión inmediata de los espacios juveniles por parte de las instituciones, incentivando el desarrollo de expresiones artísticas, culturales y deportivas de la juventud; dotando así de vida a los barrios y los pueblos.
4 – Dotar de infraestructura y logística apropiada al deporte de base, a las bandas musicales, a los grupos de teatro y en general a todas las entidades que cada día resisten para no dejar morir la cultura popular.