Con los recortes en sanidad y los procesos de privatización, las mujeres y el colectivo LGTBI vemos empeorar nuestras condiciones de vida de una forma acelerada. Son las consecuencias de un orden capitalista, heteropatriarcal, heteronormativo
y racista.
Los recortes en sanidad están afectando a todos los sectores populares, pero se ceban especialmente con las mujeres y el colectivo LGTBI. Muchos de los recortes tienen un claro sesgo de clase e ideológico, impidiendo a las mujeres el control sobre su cuerpo y su vida, como sucede con la reforma del aborto, otras en la reducción en la oferta y la calidad de los servicios sanitarios y el incremento de los copagos, así como el desmoronamiento de un sistema de salud preventivo:
Migrantes: Especialmente sangrante fue el RDL 16/2012 por el que dejó sin cobertura sanitaria a todas las “sin papeles”. Las personas en situación irregular, al no poder trabajar de forma legal no pueden darse de alta, lo que supone el veto al acceso de la tarjeta sanitaria, y por tanto, de la atención sanitaria primaria.
LGTBI: Los recortes sanitarios en materia reproducción asistida visibiliza el carácter ideológico de estas reformas, y el modelo de familia rentable para el sistema económico capitalista que se intenta fomentar.
Mujeres que tienen a su cargo personas dependientes: Con la crisis, la reducción de las ayudas a la dependencia y el desmantelamiento de los servicios públicos, el trabajo de cuidados de familiares dependientes se intensifica.
Jóvenes: En el caso de quienes se encuentren en paro o quienes estudien, los jóvenes que a sus 26 años no hayan cotizado, no tendrán cobertura sanitaria, mientras que en el caso del exilio, el gobierno nos “regaló” por navidad la retirada de la cobertura sanitaria en España a quienes nos vayamos a residir durante más de 90 días a otro país. Es en el contexto de la España del capitalismo periférico, a remolque de la Europa de la Troika, donde el heteropatriarcado le es absolutamente rentable al modelo capitalista: hogares nucleares, precarios y heterosexuales, en los que las mujeres –con una sexualidad absolutamente controlada- realizan un trabajo de cuidados y reproductivo que permite generar plusvalor. De esta manera, el espacio público se convierte en un lugar hostil y carente de derechos; y el espacio privado al que nos recluyen, es una esfera que apuesta cada vez más por el machismo y explotación hacia las mujeres. Y es en este contexto también, donde a las mujeres jóvenes nos quedan pocas opciones: emigración, paro o revolución.
Exigimos el acceso universal e igualitario a la sanidad pública, para poner fin a la discriminación que sufren especialmente las mujeres y las personas no adscritas a identidades normativas. Y luchamos en contra de estas prácticas segregadoras que se encuentran asentadas sobre una ideología capitalista, racista, misógina y heteronornativa. El régimen esta en crisis y ésta es nuestra oportunidad para golpear.