Hoy en nuestro XIV queremos recordar a nuestra camarada Josefina Samper como ejemplo de luchadora incansable, ejemplo de honestidad y tesón. Militante de las Juventudes Socialistas Unificadas desde los 12 años, a los 14 años se afilió al PCE. A su regreso a España redobló sus esfuerzos para derrumbar la Dictadura, desde la clandestinidad y la resistencia colectiva.
La figura de Josefina fue clave y estuvo caracterizada por algo que hoy en día sigue sin ponerse en valor: el trabajo invisibilizado del acompañamiento y el trabajo de cuidados. Trabajo sin el cual no se podría haber sostenido la lucha política y sindical contra el Franquismo.
Desde los inicios de las Comisiones Obreras, ella veló por los presos y por sus familias, haciendo miles de visitas a las cárceles, acompañando a cientos de mujeres y familiares en la difícil tarea de sobrevivir a la represión.
En un momento en el que tener un familiar preso conllevaba una doble condena, la ausencia del ser querido y la miseria que causaba que faltara un sueldo en las casas, Josefina ensayó y puso en práctica todas las formas posibles de solidaridad popular.
Se mudó a Carabanchel para estar más cerca de los presos y de sus familias comenzando así una lucha incansable en el barrio. Tejió redes de mujeres que pronto estarían presentes en todo el estado. Josefina siempre estuvo ahí, incansable, abriendo las puertas de su casa a las mujeres que venían de fuera a hacer visitas a sus familiares, llevando a cuestas más de 40 raciones de comida hasta las cárceles.
Ya Josefina tuvo muy clara una de las frases del más icónicas del feminismo , si nos tocan a una, nos tocan a todas. Tampoco podemos olvidar como junto con otras mujeres formó el MDM en 1965, que sería el germen del movimiento feminista en nuestro país.
Enseñó a las mujeres a empoderarse colectivamente y desde la experiencia personal. Enseñó que la lucha contra la Dictadura se hacía en las Huelgas, piquetes, y manifestaciones. pero también en el cuidado de las personas que caían presas, manteniendo su ánimo y sosteniendo su lucha.
Si ya de por sí los cuidados están invisibilizados imaginaros realizarlos desde la clandestinidad… Pero no podemos olvidar que fueron los cuidados los que sostuvieron el resto y sin los cuales no hubiese sido posible avanzar.
Hoy las militantes de la Juventud Comunista recogemos el testigo no sólo de Josefina si no de todas las mujeres que fueron las protagonistas invisibles y gracias a las cuales actuales luchas lo son posibles gracias al cultivo del apoyo mutuo que entre otras Josefina llevo a cabo.
Hoy más que nunca y en palabras de la camarada:
«Jóvenes nunca dejéis de luchar, que nunca nos han regalado nada.»