Una central nuclear como Garoña, que cumplió 40 años desde su puesta en marcha en el año 2011, debe ser cerrada y desmantelada definitivamente. Actualmente el CSN (Consejo de Seguridad Nuclear) está valorando reabrir Garoña hasta el año 2031, llegando hasta los 60 años a petición de Nuclenor (empresa explotadora de la central y propiedad de Iberdrola y Endesa). Pese a que la central se encuentra cerrada y desconectada del circuito de red eléctrica desde el año 2011 debemos exigir su desmantelamiento definitivo para evitar posibles accidentes o reaperturas.
La reapertura de Garoña sería totalmente inútil por los siguientes motivos:
- No es segura, al ser necesarios unos gastos de 152 millones de euros y garantizar mínimamente su seguridad.
- No se destruirían puestos de trabajo, ya que la desmantelación supondría durante 30 años la necesidad de dichas trabajadoras.
- Estando cerrada nos cuesta 177 millones de euros al año su mantenimiento. También la central es innecesaria debido a que nuestro estado se encuentra en una situación de sobrecapacidad energética, siendo la potencia instalada en 2014 de 108.444 MW y en 2012 con la central abierta de 105.165 MW