Durante este último año se han seguido agudizando las consecuencias que ha tenido -y tiene- la situación actual para las mujeres jóvenes de extracción obrera. Hemos sufrido los mayores ERTE y las pérdidas de empleo provocadas por la coyuntura actual de la COVID-19 y la crisis económica. Cada día se demuestra que la pobreza, la temporalidad y la precariedad tienen rostro de mujer.
Las mujeres jóvenes seguimos sufriendo a diario la segregación horizontal en las tareas relacionadas con los cuidados -o tareas históricamente relacionadas con las mujeres- como consecuencia directa de la división sexual del trabajo. Los datos hablan por sí solos: la temporalidad nos afecta a un 43,5% de jóvenes (siendo la temporalidad de los hombres un 36,8%), mientras que el 36,2% tiene un contrato parcial (en contraposición del 25,5% de los hombres). Además, seguimos teniendo mayores dificultades para acceder a los contratos indefinidos a tiempo completo. Además de las dificultades que la clase trabajadora tiene para poder desarrollar su vida en estas condiciones de explotación, somos las mujeres las que nos encontramos barreras insalvables a cada paso que damos: los empleos precarios, los contratos temporales, a tiempo parcial, los salarios de miseria así como los ERTE que encubren despidos son la realidad de las mujeres trabajadoras jóvenes de nuestro país.
A esto, debemos sumarle los parámetros sexistas a los que nos enfrentamos en las ofertas de trabajo donde los sesgos de género nos afectan en mayor medida penalizándose las distintas tareas de cuidados o pidiéndose como necesidad indiscutible para el ejercicio de un puesto de trabajo la «buena presencia» o, en otras palabras, seguir unos cánones de belleza sexualizados y estereotipados. Sin olvidar tampoco la segregación ocupacional a la que nos enfrentamos donde parece que las mujeres tenemos que seguir trabajando en unos sectores feminizados que, «por supuesto», son los que peores condiciones y convenios tienen.
Además de enfrentarnos una y otra vez a estas condiciones estructurales de paro, precariedad y discriminación, nos encontramos en el centro de trabajo sufriendo de forma continua donde el acoso sexual en el ámbito laboral es algo plenamente normalizado en muchos de nuestros puestos y donde casi la mitad de los casos se sufren por parte de un superior.
Es innegable que todas estas condiciones estructurales, agravadas aun más por la situación económica y sanitaria, tienen las repercusiones que tiene en nuestra salud mental. Seguimos siendo uno de los sectores poblacionales más expuestos, en tanto que mujeres y en tanto que trabajadoras y, pese a que a muchos les cueste reconocerlo, las enfermedades mentales siguen cebándose en las mujeres obreras siendo el factor de clase y el de género los determinantes en el diagnóstico de estas. Según los rangos de edad, el ser mujer obrera puede hasta multiplicar casi por tres la posibilidad de sufrir alguna afección que afecte a la salud mental. Sin olvidar que en nuestro plano privado dedicamos hasta unas 7h más por semana que los hombres a las tareas domésticas o de cuidados.
Se habla de avance y de cambios, pero la realidad es otra: pese a que las condiciones inmediatas han podido cambiar en algunos casos, seguimos teniendo que ser responsables y cuidar de otros frente a nuestra propia realización y nuestra salud mental, de forma que los beneficios capitalistas se mantengan, a costa de nuestra doble explotación. Mientras sigamos centradas en lo que nos separa, y no en lo que nos une como clase y como mujeres, seguiremos encontrándonos desamparadas. Desde la Juventud Comunista luchamos para poder construir una conciencia colectiva y la creación de espacios de poder popular, con perspectiva feminista, de clase, que nos permita visibilizar todas las limitaciones que este sistema tiene. No podemos quedarnos ahí: necesitamos juntas avanzar en construir desde la colectividad una respuesta organizada y acabar con este sistema capitalista y patriarcal que vive a nuestra costa, a costa de nuestra salud y nuestras vidas.
¡Este 8M seguimos en las calles, organizando la lucha anticapitalista y antipatriacal!