En las condiciones más precarias, las trabajadoras nos están demostrando que es por ellas por las que se sostiene la sociedad. Los trabajos esenciales para que la sociedad viva, y que no se pueden desarrollar a través del tele-trabajo, se siguen realizando en esta situación de emergencia.
Gracias a todas las trabajadoras que siguen en primera línea.
Gracias al personal sanitario: a todas las médicas, enfermeras y al personal de limpieza y mantenimiento de los hospitales. Gracias también a todas las transportistas, reponedoras y cajeras que permiten la distribución de alimentos. Gracias al personal farmacéutico, barrenderas y al personal de mantenimiento de los suministros básicos.
Gracias al resto de trabajadoras que siguen en primera línea asegurando una salida a esta crisis.
Y es que no hay salida individual a esta crisis: no valen ni el acaparamiento, ni la especulación, ni el sálvese quién pueda. La lucha de clases no se suspende por un una epidemia. Eso nos lo están demostrando las empresas que, pese a la alerta social y crisis sanitaria, no han cerrado los centros de trabajo o no ponen las medidas necesarias para garantizar la salud de las trabajadoras.
De esta crisis vamos a salir demostrando que en momentos de urgencia social, la clase trabajadora está en primera línea defendiendo, protegiendo y asegurando la calidad de vida de todas. Vamos a salir conscientes de que sin nosotras no se mueve el mundo y de que somos imprescindibles.