Este año 2021, la Juventud y el Partido Comunista de España celebran con orgullo ser organizaciones centenarias en la lucha por los derechos de la clase trabajadora y su juventud; en la lucha por una sociedad libre de explotación y cualquier tipo de opresión. Un 14 de noviembre de 1921 tenía lugar el Congreso en el cual la clase trabajadora en España se unía al fragor internacional que –al calor de la Revolución de Octubre de 1917– crearía la Komintern en 1919: nacía la sección de Internacional Comunista en España, el Partido Comunista de España.
La casualidad quiso que la Federación Mundial de la Juventud Democrática naciese solamente con cuatro días de diferencia, eso sí, 24 años más tarde. El 10 de noviembre de 1945, finalizada la Segunda Guerra Mundial, jóvenes de todo el mundo decidieron fundar la FMJD para enfrentar el gran mal que se cernía sobre el mundo: el fascismo y las guerras imperialistas.
En estos 100 y 75 años de historia de ambas organizaciones se torna francamente imposible disociarla de la lucha contra el fascismo y el imperialismo. Sin ir más lejos, gran parte de la historia del Partido y de la Juventud Comunista de España ha estado estrechamente relacionada con la clandestinidad y lucha antifascista. Tres ilegalizaciones ha sufrido el PCE. La ultima de ellas durante cuatro décadas.
Igualmente, sería francamente irresponsable hablar de esta resistencia histórica sin mencionar la crucial solidaridad internacional que tanto apoyo brindó. Cuando España era uno de los primeros escenarios donde se libraba una guerra abierta contra el alzamiento fascista, el Presidium de la Komintern aprobaba impulsar las Brigadas Internacionales para apoyar a la República, dando lugar a una de las mayores expresiones de solidaridad internacional de la historia.
Si bien las Brigadas Internacionales son el ejemplo más conocido, la solidaridad con la juventud y el pueblo español ante a dictadura franquista no se detuvo tras su despedida aquel 28 de octubre de 1938. Las organizaciones internacional que aglutinaban a amplios sectores populares antifascistas y antiimperialistas tuvieron un papel de suma relevancia: la Federación Sindical Mundial, el Consejo Mundial por la Paz, la Federación Democrática Internacional de Mujeres y, por supuesto, la Federación Mundial de la Juventud Democrática.
Tras la victoria del fascismo en España, y durante aquellas largas cuatro décadas, los lazos que se tejieron entre la juventud española y del resto del globo fueron clave para que esta no se sintiera sola en su lucha. En la Radio España Independiente, en Mundo Obrero, y en los órganos de expresión de la clase trabajadora española y su juventud, las muestras de solidaridad internacional llegaban alentaban a que la lucha no cesase.
Hubo varias iniciativas impulsadas por la Federación Mundial de la Juventud Democrática que adquirieron gran relevancia. Una de ellas, la campaña para celebrar los 14 de abril –día en el que se proclamó la Segunda República en España en 1931– de cada año el Día Internacional de Solidaridad con la Juventud Antifranquista de España, llevando así a jóvenes de distintos lugares del mundo a movilizarse en apoyo a la lucha antifascista en España. Otra herramienta clave fue el medio de comunicación de la FMJD, «World News», en el cual se publicaron reportajes sobre la situación de los presos y presas políticas españolas con información que huía de las cárceles en minúsculos trozos de papel; entrevistas a jóvenes españoles y españolas aprovechando el marco de Festivales Mundiales de la Juventud y las Estudiantes o de visitas furtivas a la sede en Budapest; y cartas clandestinas desde España que se hacían llegar por medios inhóspitos a la redacción. Como diría Marcos Ana –poeta comunista español y persona que más años pasó en las cárceles franquistas– en una de sus múltiples contribuciones al World News, «desde la celda oscura, o junto al mar y al sol; una misma bandera, una misma canción». El esfuerzo realizado por la Federación Mundial de la Juventud Democrática para romper el silencio, poner sobre la mesa la situación de España y tejer una misma bandera para quienes estaban en celdas, junto al mar y junto al sol fue francamente destacable.
Ahora bien, si hubiera que destacar un momento clave que propulsaría la solidaridad con España sería el 26 de septiembre de 1953 con la firma de los conocidos como «Pactos de Madrid de 1953». En ellos, Estados Unidos y España firmaban un acuerdo clave: Estados Unidos construiría varias bases militares en España –de las cuales varias de ellas siguen todavía hoy en territorio español–; entregaría montos de financiación francamente relevantes pero condicionados a la compra de armamento a Estados Unidos y el desarrollo de armamento propio en España; y la España franquista pasaría a insertarse con normalidad –sirva de ejemplo la en Naciones Unidas dos años más tarde– en el bloque estadounidense en plena Guerra Fría. El absoluto clima de tensión, especialmente el temor a que Estados Unidos iniciase una guerra nuclear y las bases estadounidense en España fueran uno de los escenarios, sirvieron de aliciente para despertar la inquietud de la juventud antiimperialista. En algunas duras declaraciones en el World News, tanto por parte de entrevistados españoles como de la propia redacción, incluso se dejaba caer el carácter cuasicolonial que otorgaban estos pactos a España con respecto a Estados Unidos. Y es que a la subordinación firmada aquel 1953 se le debe añadir la apreciación de que en la dictadura franquista el capital estadounidense ya era destacable (General Electric, Standard Electric, Standard Oil, Wetinghouse, etc.). Todo esto sería recibido con estupor e iniciaría diversas campañas internacionales.
Posteriormente, sería el ciclo de movilización de los últimos coletazos de la dictadura de Franco y de la transición el próximo gran hito que pondría nuevamente el foco en la solidaridad de la juventud antiimperialista con España: las protestas ante el Proceso de Burgos de 1970, el rechazo a la condena a Marcelino Camacho y los otros 9 dirigentes del sindicato Comisiones Obreras en 1974, la impugnación de los estados de excepción ante el auge de la conflictividad, la solidaridad con los 5 asesinados en las protestas obreras de Vitoria-Gasteiz del 3 de marzo de 1976, la indignación ante la matanza fascista de los Abogados de Atocha de 1977, o la solidaridad con la Juventud Comunista ante el asesinato a manos de fascistas del camarada Andrés García el 29 de abril de 1979. Todos estos sucesos contarían con muestras de apoyo y solidaridad internacional como describían los renglones de un World News que seguía con gran interés el fin de la dictadura de Franco y los anhelos de una juventud y una clase trabajadora que esperaba que esta movilización fuese un primer paso hacia su liberación.
Cuando se cumplen 100 años de la Juventud y del Partido Comunista de España y la Federación Mundial de la Juventud Democrática culmina la celebración de su 75 aniversario, conviene no olvidar los lazos que unieron a la juventud de España y de todo el mundo. No podemos olvidarlos porque son la evidencia de la fortaleza que nos otorga en nuestras luchas sabernos bajo una misma bandera y una misma canción.
Publicado en el Boletín de la CENA de la FMJD por su 75 aniversario