Los resultados de las elecciones del 26 J han evidenciado la capacidad del régimen para mantenerse aunque aún no se haya superado la crisis de gobernabilidad del país. Los resultados de Unidos Podemos, coalición por la cual hemos apostado las jóvenes comunistas, no han sido los esperados pero hemos de huir tanto de la búsqueda de culpables como del pesimismo postelectoral.
Ha sido el Partido Popular el partido más beneficiado tras la repetición de las elecciones, lo cual no puede llevarnos a hacer una lectura de las mismas que le posicione como vencedor. La crisis de régimen aún no ha finalizado, quedando todavía muchas contradicciones que superar por parte de los actores políticos que buscan el mantenimiento del mismo. En los próximos días acudiremos a una nueva serie de maniobras políticas en búsqueda de un gobierno con capacidad para continuar con las políticas austericidas de los gobiernos anteriores, bajo la atenta mirada de la Troika. Nuestra posición frente a esta situación ha de ser clara nuestro apoyo solo lo tendrá aquel gobierno dispuesto a dar un giro a las políticas en beneficio de la clase trabajadora.
Los resultados de las elecciones han sido peor de lo esperado lo cual no ha de llevarnos al pesimismo pues nuestro objetivo nunca fue ganar las elecciones sino las calles. En este sentido hemos de hacer autocrítica por no haber sido capaces de generar poder popular, para el cual sabíamos imprescindible la previa unidad popular. Nuestra estrategia no ha cambiado y continuaremos impulsando el poder popular a través de la reactivación de la movilización social frente a la nueva oleada de recortes a la cual nos enfrentamos. Para ello hemos de utilizar todos los recursos disponibles entre ellos el altavoz que supone nuestra presencia en el congreso. Y para que esto nos ayude en el reforzamiento de la movilización hemos de hacer hincapié en el discurso, un discurso sincero y claro que llame a las cosas por su nombre y que señale a la raíz de los problemas.
Puede que estemos cerca de enfrentarnos a una recomposición del régimen acompañada de un empeoramiento de nuestras condiciones de vida como clase obrera. Para enfrentarnos a un momento así necesitamos volver con más fuerza a los centros de estudio, trabajo, barrios y pueblos para generar desde la base la auténtica alternativa al régimen y al sistema.